Todos con mascarillas, un alud de pruebas y consultas telemáticas: así volverá a la normalidad de la sanidad asturiana

Susana D. Machargo

ASTURIAS

Vista de la zona exterior de Consultas Externas del Hospital Central de Asturias (HUCA)
Vista de la zona exterior de Consultas Externas del Hospital Central de Asturias (HUCA) J.L Cerejido

El plan que negocia el Sespa comienza con las operaciones que no requieren de ingresos. Las parturientas con COVID-19 deberán dar a luz con mascarilla y serán atendidas por profesionales con epis

06 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Algunos de los cambios del sistema sanitario asturiano, obligados por la epidemia del nuevo coronavirus, parecen haber llegado para quedarse. El Servicio de Salud del Principado (Sespa) prepara la fase de transición de la pandemia con un plan que está negociando con los sindicatos. En el borrador que les ha entregado marca cuál es el camino que quiere seguir. En esta primera etapa se mantendrán los dos circuitos independientes que se han creado durante la crisis: por un lado, los que presentan síntomas respiratorios y por el otro, todos los demás. Las mascarillas y los sistemas barrera de protección serán de uso general para profesionales y pacientes. Las consultas telemáticas se alternarán con las presenciales en los centros de salud. El reto está en conseguir que no se produzcan masificaciones, así que se reducirá la burocracia para renovar las bajas por enfermedad y la receta electrónica. Se generalizarán las pruebas, tanto las PCR como los test de anticuerpos. Se realizarán a las parturientas, a los asturianos que se sometan a una prueba diagnóstica y a los que ingresen para una intervención. El ritmo de operaciones, ahora circunscrito a las urgencias y a los casos inaplazables, se intensificará, empezando por todas aquellas cirugías que no necesiten de ingresos. La vuelta al programa de humanización recuperará también los acompañamientos. Su idea es mantener esa fase intermedia, al menos, hasta enero de 2021.

La gerencia del Sespa ha recopilado sus intenciones en un borrador de 34 folios que ya está recibiendo las alegaciones de los sindicatos. El Simpa, por ejemplo, reclama que se reduzca el número de consultas en Atención Primaria y que se mantenga un estricto control horario con citas previas. Para Especializada también reclaman un control estricto. Con esas medidas no sería necesaria modificar la actual jornada, que es otra de las pretensiones de la Administración sanitaria. El desglose de las medidas es el siguiente

Medidas generales

La posibilidad de un rebrote guía la gestión sanitaria tanto asturiana como española en esta desescalada. Por esa razón, el Sespa indica que hay una serie de medidas adoptadas que es necesario mantener. Una de esas medidas consiste en mantener los dos circuitos diferenciados para pacientes sospechosos de tener la COVID-19 y para el resto. Otra es mantener las medidas de protección individual tanto de higiene como de métodos barrera en profesionales y pacientes. Una de las más llamativas es que, en esta fase de transición, se mantiene el recurso instalados en el recinto ferial Luis Adaro. Se trata del hospital provisional con 144 camas pensado para pacientes con sintomatología leve o en periodo de recuperación pero que no puedan ser derivados a sus domicilios. Funcionalmente, la idea de la administración es que opere como una planta más del Hospital de Cabueñes. Además, se mantendrá la comunicación con los centros sanitarios concertados y privados por si fuera necesaria su colaboración.

El Principado afirma en este plan que ha detectado «cuellos de botella» en el análisis de las pruebas PCR, por la creciente necesidad de aumentar los diagnósticos. Por esa razón, tal y como anunció el consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, ya no se realizará en exclusiva en el Laboratorio de Virología del HUCA sino también en Cabueñes, en el San Agustín y en Mieres.    

Atención Primaria

Los centros de salud mantendrán un centro de triaje en la entrada, con un equipo que valorará si el paciente que lleva puede ser positivo en COVID-19. Si es así se le remitirá al circuito respiratorio. El Sespa quiere dotar a los centros de recursos necesarios para que realicen de manera sistemática pruebas a todos estos casos sospechosos. Promete más autogestión a los equipos pero, a cambio, les reclama que se amplíen y diversifiquen los horarios para evitar acumulaciones de pacientes en horas punta. Aunque poco a poco se va retornando a la consulta presencial, quieren que se siga alternando con la telemática, un método de trabajo que el Principado considera que ha sido eficaz. Esto obligaría que los médicos alternen los dos tipos de citas. La idea inicial, que el Sindicato Médico ya ha rechazado, es que se atienda de manera física a entre 15 y 20 pacientes. Esto supone citarlos cada 10 minutos. Entre uno y otro, se dedicaría a hacer llamadas. El Simpa ya ha señalado que es demasiado y que hay que reducir las frecuencias.

A los médicos también se les pide que realicen «estrategias de captación proactiva de población vulnerable», como pueden ser los enfermos con varias patologías o dependientes. En cambio, la administración no es partidaria de realizar los test en asintomáticos o en crónicos de bajo riesgo.  

Otras políticas de gestión que aligerarían los centros de salud es «la desburocratización», como por ejemplo que la receta electrónica deje de ser en formato papel o que la incapacidad temporal se pueda renovar de forma no presencial. Son sistemas que ya han estado funcionando en las mismas semanas.

Del mismo modo quiere mantener la reunificación de los puntos de atención continuada (PAC) que puso en marcha en la reorganización del sistema. Esto supone que seguirán cerradas las urgencias de centros de salud y agrupadas por zonas. La intención del Sespa es revisar la situación de las plantillas.

Atención Especializada

En la nueva normalidad se extenderán las pruebas de infección o de respuesta inmune. Se realizarán a todos los pacientes que se sometan a una intervención quirúrgica si no existe constancia de su inmunidad. También a los que vayan a realizar cualquier tipo de prueba diagnóstica y a los que ingresen de manera programada en un hospital.  

El Sespa pretende mantener los sistemas de triaje en los accesos a los hospitales, para separar a los casos sospechosos y mandarlos a un circuito independiente desde el principio. Por esa razón, pretende conservar el hospital de campaña instalado en el aparcamiento del HUCA y los dos puntos de menor tamaño que también se montaron en Cabueñes y Avilés. Quiere que siga habiendo hospitales libres de COVID-19 y que poco a poco se vayan recuperando los quirófanos, las UCIS y todas las plantas. La idea, no obstante, es mantenerse alerta y dejar estas estructuras como mínimo hasta enero de 2021.

Los diferentes servicios, con la participación de las jefaturas, tienen que empezar a reorganizar las agendas y ver las prioridades a la hora de citar a los pacientes. Esa nueva organización de las agendas, tanto en consultas como en cirugía, se hará pensando en evitar aglomeraciones. También en especializada se mantendrán las citas telemáticas para revisar casos. En cuanto a los quirófanos, la administración quiere empezar por la cirugía mayor ambulatoria, es decir, la que no requiere de ingresos.

Los acompañamientos se recuperan pero de manera limitada. Por ejemplo, en las consultas se plantea que el paciente solo vaya acompañado cuando es un niño, un dependiente o tiene un perfil vulnerable. En los ingresos en planta se recuperará pero se extremarán las medidas de seguridad. 

UCIS y partos

Para las unidades de cuidados intensivos también tiene un apartado. La intención es mantener dos circuitos con unas UCIS para COVID y otras no, de manera que se recuperen espacios de reanimación posquirúrgica. Como sucedió en la fase inicial de la epidemia, la idea es que los pacientes graves con coronavirus sean atendidos en UCIS del HUCA y Cabueñes y que las del San Agustín y Valle del Nalón recuperen la normalidad.   

Los partos también tendrán su propio protocolo. A las parturientas se les realizará un triaje previo, con toma de temperatura y valoración de su situación respiratoria. Este seguimiento se realizará desde 14 días antes de la fecha prevista para el parto. En función de su situación, se deberá valorar si se la somete a una prueba PCR, para saber si la enfermedad está activa, a todas las que requieran cesárea o una inducción al parto. Si es positiva, tendrá que dar a luz con mascarilla quirúrgica que le tape nariz y boca y los profesionales deberán vestir un equipo de protección individual (epi). Se valorará que tenga un solo acompañante en función de la situación y siempre que cumpla con todas las medidas de seguridad extra.