A la playa con cita previa o mediante una app:  los alcaldes asturianos son un mar de dudas

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Marcos Míguez

«No tenemos recursos para vigilar las playas», afirman. Los consistorios observan con inquietud las propuestas de otras comunidades para fijar las pautas propias

19 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A menos de una semana en la que, previsiblemente, el Principado entrará en fase 2, las playas vuelven a ser el foco de los debates. Y es que, si todo marcha como parece, en esta nueva etapa del desconfinamiento se permitirán los paseos, estacionamientos y baños en las playas españolas. Pero… ¿cuánta gente podrá haber a un mismo tiempo en los arenales? ¿Quién controlará ese acceso? ¿En qué condiciones podrá irse a tomar el sol? Todas estas preguntas pasan por la cabeza de los responsables de cada ayuntamiento español con playas en sus territorios.

Mientras en otras comunidades como en Galicia ofrecen sugerencias de lo más pintorescas, como pedir cita previa para entrar a las playas, o en Málaga, donde sugieren crear una aplicación que alerte a través de un código de colores, simulando un semáforo, qué arenales están más libres y cuales no para poder visitarlos, en Asturias aún se espera a conocer qué determina el Gobierno central en el protocolo que está elaborando. Y es que esta situación pilla a la mayor parte de los ayuntamientos costeros asturianos por sorpresa, ya que en un principio esta situación se esperaba que fuera posible a partir de la fase 3, es decir, en torno al 8 de junio.

Las normas de la desescalada indican que habrá que mantener la distancia de seguridad dentro de las playas, pero quién controlará que esto se cumpla aún es una incógnita, ya que por el momento el Gobierno deja esta cuestión al arbitrio de los ayuntamientos, a los que se les pone la única limitación de que cumplan con la ley de costas. Entre las varias opciones que manejan los consistorios, se habla de los socorristas, policías locales, o incluso la necesidad de contratar personal para esta tarea, pero en ningún caso será una solución económica. En la gran mayoría de los casos los responsables de cada concejo esperan que el Principado de alguna pista y arrime el hombro.

«Abrir las playas sin unas medidas claras es un riesgo para la salud, por lo que estamos esperando a ver cuáles son las directrices que marcan desde Delegación de Gobierno. Estamos a la espera, pero necesitamos conocerlas cuanto antes», explica Priscila Alonso, concejala de playas de Llanes. Esta es la postura que la mayor parte de los ayuntamientos costeros asturianos está tomando, ya que afirman no tener los recursos suficientes para enfrentar esta situación solos. «Si lo que se pretende es que controlemos la afluencia o la entrada en las playas, para nosotros es imposible. No tenemos ni los recursos ni la capacidad económica para contratar a las decenas de personas que se necesitarían para ello», afirma tajante Jorge Suárez, alcalde de Gozón.

Hasta el momento, todas las medidas desarrolladas durante la desescalada han sido controladas por los ayuntamientos. Cada uno debía hacerse responsable de que en su territorio y sus habitantes cumpliesen con las normas. Esto se está complicando especialmente desde el inicio de la Fase 1, ya con comercios y terrazas de bares abiertas, ya que el cuerpo de la Policía Local de cada concejo es, en la mayor parte de las ocasiones, insuficiente para estar vigilante a lo largo de toda la jornada, por lo que se pide a los vecinos encarecidamente que sean responsables con sus actos. Ahora se sumaría el control a los arenales, en muchos casos prácticamente imposible por la cantidad de ellos que gestionan algunos concejos.

Es el caso del Ayuntamiento de Gijón, que gestiona siete, tres urbanos y cuatro rurales, la situación es peliaguda. Desde el consistorio gijonés explican que aún no se ha tomado decisión alguna sobre una posible apertura del baño en las playas en la fase 2. Sí se está pendiente de lo que están proponiendo o llevando a cabo otras comunidades limítrofes, sobre todo desde el punto de vista del turismo. De hecho, este asunto está en manos del concejal de Turismo, Santos Tejón, pero de momento, y aunque son conscientes de que el tiempo apremia, no hay nada decidido. También están estudiando el caso concreto de San Lorenzo, que se queda sin apenas espacio cuando la marea está alta. Al menos en ella, tomar el sol al menos durante la pleamar ya era complicado antes del coronavirus.

Los problemas van mucho más allá que tan solo el hecho de vigilar las playas. Por ejemplo, en Soto del Barco aún se encuentran a la espera de la limpieza de Los Quebrantos. «Según nos informa Cogersa, se llevará a cabo la limpieza esta misma semana. Hasta ahora eso al menos nos permitía saber que la gente no iría, pero ahora podrán acudir en a bañarse o tomar el sol libremente, aunque los demás detalles son una incógnita. Las duchas no podrán abrirse, los baños necesitarán de una limpieza constante, lo que supone ya un gran desembolso… es mucha normativa a tener en cuenta que esperemos que el Principado colabore», explica Jaime Corrales, alcalde de Soto del Barco.

Otros alcaldes también confiesan que son muchas las preguntas que rondan en su cabeza. Como por ejemplo, ¿se tiene en cuenta que, en el caso de delimitar las playas, las mareas del Cantábrico son cruciales? «Poner marcas en la playa para que te las tiren al día siguiente o desaparezca… hay que tener en cuenta un montón de cosas», dice Corrales. Jorge Suárez, alcalde de Gozón, también se formula muchas preguntas. ¿Cómo hará un socorrista su trabajo? ¿Qué equipo de protección individual le corresponde? ¿Si cualquier cosa que un ayuntamiento quiera hacer en las playas tiene que tener el visto bueno de Costas, que proponen ahora?

«Cada municipio tenemos mucho encima ahora mismo. Además, no las tengo todas conmigo. El Centro Superior de Investigaciones Científicas afirma que el virus en agua salada se desactiva, pero hay un párrafo que habla de los aerosoles marinos, es decir, las brisas, que lo que hace es fomentar la propagación del virus, y recomiendan que debido a esto el distanciamiento social en playas debería ser aún mayor de dos metros, algo que el BOE no recoge. Todo son trabas y problemas que controlar, es muy complicado», cuenta Suárez. Por el momento, la mayoría se encuentra a la espera de unas medidas exactas por parte del Principado o el Ministerio, y esperan que las ayudas para realizar estos controles sean rápidas y lleguen al menos durante el verano.