Instagramers, acomodadores, drones: así vigilan los ayuntamientos costeros las playas

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Varias personas disfrutan de un soleado día de verano en la playa de San Lorenzo en Gijón,
Varias personas disfrutan de un soleado día de verano en la playa de San Lorenzo en Gijón, Alberto Morante

Los municipios asturianos han tenido que idear sus propias medidas para adaptar los arenales a la nueva normalidad

26 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si ya de por si los ayuntamientos deben dar mil vueltas a sus medidas de seguridad para adaptarlas a las necesidades de la nueva realidad, los consistorios costeros se topan con otra piedra más en su camino: las playas. Son los espacios más visitados cada verano tanto por locales como por turistas, y en tiempos de coronavirus toda medida es poca. Cada ayuntamiento ha intentado proporcionar, teniendo en cuenta sus capacidades, medidas seguras y fiables para que las aglomeraciones en los arenales asturianos no sean un problema en esta temporada estival.

Hay que tener en cuenta que el Principado cuenta con un total de 211 playas en sus 483 kilómetros de costa, tal y como detalla el Plan de Salvamento de Playas del Principado de Asturias (SAPLA), y de todas ellas, 44 son un foco sobre el que poner atención. 22 arenales se encuentran en la categoría especial por tener una fluencia masiva durante toda la época estival, y otros 22 por ser focos durante los fines de semana. Esto quiere decir que el 20,8% de las playas asturianas son susceptibles a sufrir aglomeraciones, que es precisamente la mayor preocupación de esta temporada.

Para tratar de evitar estas situaciones, los ayuntamientos asturianos han hecho un despliegue de recursos y originalidad, y utilizan todas las herramientas disponibles a su alcance. Un buen ejemplo de ello es el concejo de Llanes, donde se utiliza la red social Instagram como un escaparate de realidad. «Más o menos cada media hora los socorristas suben a la cuenta @playasdellanes una imagen de cómo se encuentra cada playa en cuanto a marea y ocupación», explica Priscila Alonso, concejal de playas del consistorio llanisco. «Somos un ayuntamiento digamos mediano. Al pensar qué podríamos hacer, un colaborador puso sobre la mesa esta idea y vimos que era una forma muy directa de hacerlo. La respuesta está siendo muy buena, la gente entra para consultar, y el único problema que tenemos cuando la marea esta alta, que nos come terreno», añade.

Otros concejos, como Villaviciosa, también confían en la faceta tecnológica. En Rodiles se realizaron diferentes pruebas con drones, mediante los cuales se puede comprobar de forma rápida y eficaz el estado tanto de los arenales como de las zonas cercanas: aparcamientos, áreas recreativas, jardines y paseos, lo que permitirá ofrecer un resultado más ajustado de su capacidad. A pesar de todo, este proyecto, impulsado por el Principado no es válido para todas las playas, ya que la principal dificultad con la que se puede topar este proyecto es la variada tipología de las playas asturianas, y las grandes diferencias de espacios que suponen la pleamar o la bajamar.

Otra opción también utilizada, y que ya funciona en las playas de Colunga, es la instalación de cámaras que ofrezcan la posibilidad de conocer en tiempo real el estado de los arenales. En el caso del concejo de Colunga han decidido participar en este proyecto, también impulsado por el Principado, en el que las cámaras ofrecen una información que se puede consultar a través de una aplicación. Ya el pasado mes de junio la alcaldesa de Colunga, Sandra Cuesta, confirmó que las playas de su concejo participan activamente en este proyectoy que la información proporcionada por estas cámaras estará disponible también a través de la web TurismoColunga.es. «También hemos encargado cartelería para poner en los accesos a todos los arenales del Concejo con las normas para uso u disfrute de los arenales», explica Cuesta.

En otros concejos se confía este control al factor humano en lugar de al tecnológico. En las playas de Valdés o de El Franco son tanto los socorristas como las fuerzas de seguridad del estado quienes vigilan el cumplimiento de las nuevas normas de distanciamiento social y uso de mascarilla en las playas y zonas cercanas a estas. En otros lugares, como Gijón, van un paso más allá con la contratación de la figura de los acomodadores. Una empresa gestiona el control de aforos, cerrando los accesos cuando se llega al número límite de bañistas. Además, la ciudad cuenta con una aplicación móvil propia, al igual que Carreño, que fue uno de los primeros en ponerla en marcha.

El control de los parkings públicos en las playas asturianas. Es parece la última tarea que han asumido los guardias de seguridad privada en Asturias. Y no es tarea fácil. La pandemia del coronavirus parece haber reducido la movilidad y los arenales son una excelente opción para los días de buen tiempo. Así que miles de coches se dirigen a la costa el fin de semana. Uno de los ayuntamientos que ha recurrido a las empresas de seguridad es el de Castrillón, donde utilizan estos servicios los fines de semana. El playón de Bayas es un punto crítico y no se la quieren jugar. Se han llegado a contabilizar hasta 1.300 vehículos en el fin de semana del 3 y 4 de julio. A una media de tres pasajeros por coche, alrededor de 4.000 bañistas pasaron ante sus ojos.

«Sin seguridad el acceso a las playas podría ser un desastre», explica Jorge Cuesta, responsable de la asociación de seguridad privada Avispa. Reconoce que cada vez se demanda más sus servicios y en espacios donde antes no era habitual encontrarlos. Las plantillas de las Policías Locales no son demasiado amplias y, en estos momentos, es necesario recurrir a contrataciones externas. El control de las playas ha generado polémicas en casi todas las comunidades con litoral. Las corporaciones locales reconocen que sufren de escasez de medios para controlar el aforo y para vigilar que se mantenga la distancia de seguridad.

«Siempre hemos tenido mucha problemática con la afluencia de coches principalmente, por falta de espacio para el estacionamiento», reconoce el teniente alcalde castrillonense, Javier González. Él mismo informa de que el consistorio está estudiando la posibilidad de adherirse al programa de la app desarrollada por el Principado que controla con cámaras de seguridad, aunque desconoce si se podrá llevar a cabo en esta campaña. Además, para tratar de mejorar las condiciones de las zonas de playa, han añadido señalización horizontal y vertical en el Playón de Bayas para evitar los atascos que se forman en la zona, y esta semana se instalarán baños portátiles en las playas del Puerto y Bayas, las que hasta ahora mismo no disponían de servicio.

Las 22 playas catalogadas como categoría especial por tener una afluencia masiva durante toda la época estival y/o alto riesgo debido a sus características físicas son: Andrín, Barro y San Antolín de Bedón (Llanes), Santa Marina (Ribadesella), La Isla (Colunga), Rodiles (Villaviciosa), San Lorenzo, el Arbeyal y Poniente (Gijón), Palmera y Carranques (Carreño), Bañugues, Verdicio, Xagó y Luanco (Gozón), San Juan de Nieva y Salinas/Espartal (Castrillón) Aguilar (Muros del Nalón), Luarca (1ª, 2ª) Otur (Valdés), Navia (Navia), y Los Campos y Anguileiro (Tapia de Casariego)

En la categoría 1, las 22 playas con una afluencia masiva durante los fines de semana de la época estival y/o un elevado riesgo debido a sus características físicas son: La Franca (Ribadedeva), Palombina, Toró y Sablón (Llanes), La Vega (Ribadesella), La Espasa y Arenal de Morís (Caravia), La Griega (Colunga), España y La Ñora (Villaviciosa), Xivares (Carreño), Santa María del Mar, Arnao y el Sablón de Bayas (Castrillón), Quebrantos (Soto del Barco), Concha de Artedo y San Pedro de la Ribera (Cudillero), Frejulfe (Navia), Porcía (El Franco), Serantes y La Paloma (Tapia de Casariego) y Peñarronda (Castropol).