El verano turístico sale a flote con asturianos y madrileños

Susana D. Machargo

ASTURIAS

Un grupo de turistas visita Cudillero, bajo una intensa lluvia
Un grupo de turistas visita Cudillero, bajo una intensa lluvia Alberto Morante

El Principado consigue captar más viajeros que en años precoronavirus flojos, como el del 2016. Un centenar de hoteles permanece cerrado tras el estado de alarma

25 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cifras han servido para ratificar el sentir general. Asturias está consiguiendo mantener a flote a su sector turístico en el verano del coronavirus, al menos, pudo mantenerlo a flote en el mes de julio. Consiguió la mayor ocupación porcentual de las plazas hoteleras de España, junto con Cantabria, y logró captar más viajeros que en flojas campañas precoronavirus, como fue la del año 2016. Y eso solo con el mercado nacional y con una cifra de clientes internacionales casi testimonial. La clave ha sido generar confianza en Madrid y conseguir que los asturianos hicieran patria y pasaran sus vacaciones en casa. Así ha quedado reflejado en el último informa del Instituto Nacional de Estadística (INE), que no es complicado de desgranar.

Si se miran los grandes números, se puede observar que, en el mes de julio, los hoteles asturianos recibieron 178.816 clientes, la inmensa mayoría (167.291) españoles. El dato global es el peor de los últimos cuatro años pero mejor que el del 2016, cuando solo pudieron alojar a 163.765 y eso que ese año no había ninguna restricción en fronteras y llegaron tres veces más clientes de otros países. Esto permite alumbrar la primera de las claves del éxito: el interés despertado dentro del mercado nacional. Muchos expertos consideran que el hecho de haber pasado semanas sin ni un solo caso positivo en COVID-19 ha generado la idea de región segura en plena inestabilidad sanitaria. Así, si solo se mirasen los clientes nacionales, esta temporada alta estaría en el top siete de los mejores veranos desde que en 1999 se comenzaron a recopilarse las actuales estadísticas. Si en lugar de mirar a los turistas se analizan las pernoctaciones, nombre con el que se conoce el total de noches contratadas, el resultado es casi idéntico.

Algunas claves

Pero el mercado nacional no es toda España. Hay algunos territorios que son, nuevamente, claves, para entender que el Principado, de manera inusitada, lidere el grado de ocupación en todo el país, desbancando a cualquier territorio vacacional, y codo con codo con Cantabria. El principal sigue siendo Madrid. Los madrileños no le han vuelto la espalda a Asturias. Uno de cada cuatro alojados en hoteles en julio, procedía de esa comunidad autónoma. Además, los asturianos se están quedando en casa. Casi el 18% de las reservas eran de turismo interior. Castilla y León ocupó el tercer lugar con el 14,10% y el cuarto fue para otro tradicional, el País Vasco, pero con un porcentaje ligeramente inferior, que apenas llegó al 8,83%.

Están llegando muchos turistas y, además, un gran número de hoteles no ha reabierto sus puertas tras el estado de alarma. La combinación resulta perfecta para elevar el grado de ocupación. Según el INE, a lo largo del mes de julio estuvieron completas el 50,05% de las plazas o, dicho de otro modo, la mitad de las camas disponibles. Si se compara con el mismo periodo de los años anteriores ese porcentaje es inferior. El año pasado llegó al 58%, por citar solo una referencia. Durante los fines de semana, el dato, como es lógico, resultó mejor. La ocupación se elevó al 58,03%. Con respecto a otras comunidades, el balance es bueno. Con respecto a 2019, malo. Este indicador en julio del año pasado llegó al 68%.

La encuesta reconoce que el número total de hoteles en funcionamiento es el más bajo desde el inicio de la estadística, en el año 2001. Entonces había abiertos en la región, 650. Hoy están operativos 607. Hace justo un año eran 702, lo que supone que alrededor de un centenar no ha recuperado la actividad. Esto implica que se están comercializando unas 2.000 habitaciones menos. Si bajamos al detalle del número de camas, no se han recuperado unas 3.500. No todo son datos positivos en esta temporada alta y, sobre todo, en un sector que no paró de crecer ni siquiera en los peores momentos de la recesión económica iniciada en el 2008.

Esta menor actividad ha tenido un impacto directo sobre el empleo. El sector ha perdido 800 empleos de un plumazo. Es decir, cien hoteles menos se traduce en que 800 trabajadores que no han sido dados de alta. Los números hablan por sí solos. En julio de 2019, trabajaban en estos alojamientos 3.650 profesionales. A día de hoy, apenas son 2.838. 

Los puntos turísticos

El Instituto de Estadística puede bajar a niveles de detalle incluso más apegados al terreno. Eso es lo que pretende en otro apartado de su informe en el que analiza qué pasa con las zonas turísticas y con los puntos turísticos, que son unidades de medida que no concuerdan con las comunidades autónomas. Asturias, por ejemplo, cuenta con la zona turística costa verde, que corresponde con su litoral. El grado de ocupación de sus hoteles fue el mayor del país, con un 55,57%, en función de sus plazas.

Al poner la lupa sobre las localidades concretas, el Principado también sale bien parado. Comillas (Cantabria) fue el punto turístico con mayor ocupación nacional, con el 71,18%. Pero Asturias consiguió colar dos entre los cinco primeros. El concejos de Valdés es el segundo, con un 66,6% y Llanes, el cuarto, con un 64,08%.

¿Y los precios?

Los precios han remontado ligeramente pero la rentabilidad ha caído, al menos en julio. La estadística refleja que el precio medio por habitación disponible era de 71,60 euros pero la rentabilidad no llegaba a 39 euros. El precio medio era superior pero la rentabilidad inferior.