¿Por qué Asturias parte con ventaja en la segunda ola de la pandemia?: los expertos dan las claves

ASTURIAS

Técnicos sanitarios del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), trabajan en el interior de la cabina de seguridad del laboratorio de virología de este centro de referencia del Principado
Técnicos sanitarios del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), trabajan en el interior de la cabina de seguridad del laboratorio de virología de este centro de referencia del Principado J.L. Cereijido

El blindaje en residencias, la capacidad de hacer PCR y el sistema de rastreo rebaja la edad media de los ingresos en la comunidad

10 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la entrada de septiembre, los balance diarios de la Consejería de Salud retomaron cifras que hicieron temer por el regreso de los peores días de la primavera. En las últimas jornadas se ha llegado a una treintena de ingresos hospitalarios y ya son ocho pacientes los que se encuentras en la UCI. Pero lo cierto es que la situación con la que el sistema asturiano aborda la segunda oleada del coronavirus es bastante distinta que en el primer y feroz estallido de la pandemia: ahora cuenta con un eficaz equipo de rastreo, capaz de fijar una foto muy precisa de la situación de contagios en cada momento, e incluso a la hora de medir las hospitalizaciones, la edad media de los afectados está siendo más baja en marzo o abril no porque haya cambiado el perfil de los positivos sino porque las residencias están mejor blindadas respecto a la llegada de la enfermedad.

Así lo explica el director de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Interna del HUCA, Álvaro González Franco, quien destacó que si en primavera varios de los pacientes que llegaban al hospital eran octogenarios, en la actualidad están entrando en planta pacientes también de perfil vulnerable, pero de una cohorte menor, de 50 y 60 años, con casos llegados desde residencias que se pueden contar con los dedos de una mano. En primavera «conocíamos menos cosas de la enfermedad porque teníamos menos capacidad diagnóstica; prácticamente nos centrábamos en diagnosticar los que nos llegaban a urgencias», destacó el también coordinador del Grupo Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular SEMI.

González Franco explicó que la enfermedad sigue siendo igual y afecta de la misma manera en primavera que en vísperas del otoño, puede que en el grupo de entre 30 y 40 años lleve una persona de cada cien contagiados al hospital, pero a partir de los 40 ya son veinte personas las que tiene probabilidades de terminar ingresados. Entre los hospitalizados de Asturias en la actualidad ya hay pocos octogenarios, «la gente mayor es consciente de que si tienen el coronavirus lo van a pasar mucho peor y son los que más se están cuidando, los que menos salen de casa, y las residencias en general las tenemos muy blindadas; con muy pocas visitas y pocos salidas y con muchas medidas de asepesia» destacó González Franco quien incidió en dentro del grupo de población más vulnerable «están más concienciados los que viven en su casa y están más protegidos los que están en un contexto sociosanitario, en una residencia».

En la actualidad en el grupo de mayor riesgo por edad, unos 25 de los ingresados en Asturias, apenas dos o tres, según indicó González Franco, proceden de un geriátrico. De la treintena de pacientes, son veinte los varones frente a una decena de mujeres, el coronavirus afecta de forma más fuerte a los hombres, y en particular a los ancianos por una mayor densidad del receptor que sirve de entrada al virus en las células humanas. «Los que tenemos ingresados lo que desarrollan son los cuadros más o menos habituales de neumonías bilaterales con clínica digestiva que van progresando más o menos», añadió.

Pero la segunda oleada ha pillado a Asturias con pie firme en tierra. Por un lado que el conocimiento de la enfermedad ha avanzado mucho y los diagnósticos son mucho más precisos y los positivos se detectan mejor. «Una segunda ventaja es que ya en Asturias tuvimos una capacidad de hacer PCR y fiables en el laboratorio del HUCA en primavera, y ahora ya no sólo ahí sino en prácticamente todos los hospitales de la red pública. Eso nos ha aumentado mucho la capacidad diganóstica, somos de las comunidades con más capacidad de hacer test masivos haciendo rastreos»; destacó González Franco que citó una tercera ventaja: «llegamos a estar mucho tiempo, casi 30 días sin un solo caso positivo. Es decir que prácticamente eliminamos al coronavirus de nuestra comunidad. Luego empezaron a entrar por las visitas, por el turismo, como en el resto de España, pero en una escala menor y con una capacidad de rastreo que se está demostrando que ha sido eficaz. Podemos decir que no tenemos transmisión comunitaria a día de hoy, cuando hay unas cuantas comunidades que están en una situación peor».

Los lugares y situaciones de contagio más relevantes no han cambiando en el verano, siguen siendo reuniones familiares y de amigos, viajes en los que se relajan las medidas de distanciamiento e higiene y también el ocio nocturno. La ciencia conoce ahora con certeza la capacidad de transmisión de los asintomáticos.  En este sentido, González Franco insistió en la importancia de que los contactos estrechos que han sido identificados permanezcan en confinamiento, al menos 14 días días, para «proteger al grupo». Y apuntó que, a diferencia de la gripe, que se contagia cuando aparecen los primeros síntomas, en el caso del coronavirus los contagios son más intensos en los tres días previos a que el enfermo note algún síntoma. 

En este sentido, insistió en que los días finales del Estado de Alarma Asturias se matuvo sin positivos casi un mes «podemos decir que realmente conseguimos acabar, entre comillas, con el virus en nuestra comunidad autónoma y a partir de ahí viene de la importación, por la gente que te venga ya sean turistas o por asturianos que hayan salido fuera, se hayan contagiado y luego lo hayan vuelto a traer a casa». Pero, señaló, «no se trata de echar culpas a unos o a otros sino de ser conscientes de que si conseguimos acabar con la transmisión comunitaria, en cuanto diagnosticamos un caso debemos ser ágiles en tener una red de centinelas y rastreadores que detecten bien a los sospechosos, a los contactos estrechos. Y la conciencia social de que si soy contacto estrecho me tengo que aguantar y quedarme confinado».