¿Cenar a las ocho?: los hosteleros se enfrentan a los nuevos horarios

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Sol Thea y Martín Magdalena, encargada de sala y jefe de cocina respectivamente, en el Oslo Sushi
Sol Thea y Martín Magdalena, encargada de sala y jefe de cocina respectivamente, en el Oslo Sushi

«Seamos sinceros, en España nadie cena a las ocho de la tarde», lamentan los dueños de sidrerías y restaurantes. Piden que «quien necesite parar pueda hacerlo para acogerse a las ayudas»

02 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las restricciones en los horarios de sidrerías y restaurantes impuestas por el toque de queda han alterado radicalmente la organización de estos negocios. Muchos han tenido que renunciar a turnos de comidas, especialmente de cara a las cenas. La mayoría ven imposible la adaptación a esta nueva situación, tanto por una bajada de ingresos insoportable a largo plazo, como por los pocos visos de que la clientela altere sus rutinas y horarios hacia un modelo más nórdico.

David Tejerina es socio y cocinero de la sidrería Canteli, que cuenta con ocho empleados. Como todos los dueños de negocios de restauración de Gijón y Asturias, el confinamiento, la mal llamada nueva normalidad y las más recientes restricciones han hecho que sus ingresos caigan de manera dramática. Este profesional cree que la adaptación de los restaurantes y sidrerías a los nuevos horarios impuestos por el toque de queda es inasumible, tanto desde el punto de vista de la caída de facturación como desde la imposibilidad de cambiar las costumbres de los clientes.

«No hay adaptación posible», lamenta. Explica que las autoridades «piden autoconfinamiento, la gente tiene miedo y no hay clientes». Señala que «por la mañana puede haber algo, pero por la tarde la gente ya no sale» y, además, «es muy difícil gestionar los horarios». «Hay hosteleros que nos estamos intentando acoger a un ERTE por limitación», y añade que, en la situación actual, si los profesionales cierran carecen de ayudas.

«Como nadie nos obliga a parar la actividad no tenemos derecho a la exoneración de las cuotas de la Seguridad Social», indica. Tejerina cree que en el sector «hay un descontento muy grande y no se ve salida». Considera que el hecho de que «se plantease cerrar por el tema sanitario nos parecería lógico», pero ve imprescindible que, sin que ahora mismo se haya decretado la clausura de los bares y restaurantes, «quien necesite parar pueda hacerlo para acogerse a las ayudas». Y es que, resalta, «acogerse a un ERTE por limitación es complicadísimo».

No puede evitar llamar la atención sobre lo incongruente que resulta que las administraciones pidan a la población que salga lo menos posible y, paralelamente, mantenga a los locales de hostelería y restauración en una especie de coma inducido, con unos ingresos en caída libre y unos gastos fijos inamovibles a los que se ha de hacer frente religiosamente. «Ahora abres por la tarde, a las siete en vez de a las ocho, y no viene nadie a tu negocio», explica. A su juicio, «no es una cuestión de adaptación» de horarios.

Destaca que, a día de hoy, «si sales a las 20 tendrías que cenar a las 21, en una hora escasa, y salir corriendo para casa». Cree que «los que tienen terrazas y comida a domicilio o para llevar lo llevan un poco mejor, aunque también les está bajando». Así, prevé que «el siguiente paso será la quiebra de los locales y eso son despidos para el Fogasa». Solo pide «que haya un cierre voluntario en el que se pueda acceder a las ayudas del anterior confinamiento» y, en la medida de lo posible, condonar o buscar la manera de reducir los costes fijos que han de afrontar los hosteleros.

Fernando Neira es socio y fundador del restaurante Oslo Sushi, ubicado en el barrio de La Arena. También es el propietario de la cervecería Morrison, de la calle Marqués de Casa Valdés. Destaca que el escenario que ha pintado el toque de queda «en principio limita a realizar el servicio de cenas a un solo turno, ya que a las once de la noche el restaurante tiene que estar vacío».

«Antes doblábamos mesas y ahora eso es imposible. A su vez, se suma el hecho de que la gente está saliendo menos, ya sea por el discurso de autoconfinamiento que se escucha o,  simplemente, porque no quiere cambiar sus horarios de cenas a otros, digamos, nórdicos», asevera.

«Seamos sinceros, en España nadie cena a las ocho de la tarde y es difícil por nuestra parte poder cambiar eso», añade. En su caso, les queda, «por suerte y por ahora, como caballo de batalla, el envío a domicilio. Desde el principio de la pandemia la gente se ha volcado a tope con esto. Confiamos en que siga funcionando así para poder continuar hasta que todo esto termine».

«Hacer dos turnos de cena ya es inviable»

Rocío Barrio, propietaria de la sidrería gijonesa Casa Carmen, en la calle Manso, cree que «el problema es que pretenden que cambiemos las costumbres de una nación en una semana». Explica que, en su caso, «el primer fin de semana fue muy complicado y costó que los clientes salieran del local. De hecho, una mesa se fue a las 22.59 y casi hubo que obligarles».

Considera que, con las restricciones actuales, «hacer dos turnos de cena ya es inviable». En Casa Carmen «la cocina abre a la una y, por la tarde, a las ocho». En su local está planteándose «abrir la cocina de manera ininterrumpida» para compensar la caída de turnos provocada por el toque de queda.

«Estoy dando reservas para las ocho de la tarde, pero cuesta, hay que ser realistas. En esta situación sería mejor que nos cerraran, pero con ayudas reales, no como la primera vez», comenta y añade que los hosteleros no se niegan «a cerrar, ya que es por el bien común, pero lo que no queremos es hacerlo en las mismas condiciones que en marzo, que muchos compañeros se han quedado por el camino».

«Ya no tenemos dinero con el que afrontar esto. En verano ganamos un 60% de lo habitual con un 100% de gastos», lamenta. Rocío Barrio cree que la limitación horaria carece de sentido en el caso de su sector, pues «la mayoría de contagios se están dando en los círculos sociales, ahí se van a disparar los contagios más que en hostelería».