«Tenían que saber qué se siente cuando cuidas al ganado y un día solo te encuentras cadáveres»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Rebaño de ovejas de Enrique Remis
Rebaño de ovejas de Enrique Remis

El sector ganadero reclama un control de las manadas y zonas libres porque «como sigamos así en diez años no habrá más ganaderos»

06 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La aprobación de la protección especial del lobo ha causado un gran revuelo e indignación entre los ganaderos asturianos, que se sienten totalmente desprotegidos. «Es un despropósito». A los problemas relacionados con los pagos compensatorios por los daños producidos por este animal salvaje, se suma ahora la prohibición de matarlo y la viabilidad del sector pende ya de un hilo. «Nos van a echar a pedir a todos porque si el lobo ya ataca cuando todo el día estamos pendientes del rebaño, pues imagínate dentro de unos años que habrá el triple. Como sigamos así en diez años no habrá más ganaderos», denuncia Enrique Remis, ganadero de Sirviella, en Cangas de Onís.

El enfado y la ira es más que evidente en el colectivo. «Los políticos vienen cuando quieren votos y luego no hacen nada por nadie. Hasta que los lobos no lleguen a andar por las puertas de casa no tomarán cartas sobre el asunto», advierte Remis, quien asegura que no quieren la extinción de la especie sino un control de las manadas. «No es quitarlos sino controlarlos o, sino, que los metan en sus camas. Entramos todos de sobra, pero en su justa medida», reconoce cabreado.

Rebaño de cabras del ganadero Enrique Remis
Rebaño de cabras del ganadero Enrique Remis

Una opinión que también defiende Ángel Fernández. Este ganadero de Llanes sabe perfectamente los daños que ocasión los lobos, pues en tan solo cinco meses le mataron hasta 60 ovejas. «Traigo mastines y subo todos los días a pastorear, pero es imposible tener el rebaño en el puño. Los lobos son oportunistas y es un grave error protegerlos, hay que controlarlos», clama Fernández, quien es testigo de cómo algunos compañeros de profesión abandonaron ya el barco. «Aquí en Cuera hay varios rebaños y algunos ya se vendieron por la imposibilidad de seguir teniéndolos porque no es posible asumir las pérdidas».

Unas pérdidas que son irrecuperables. «No puede ser que por una cordera que yo iba a dejar para reproducción me paguen por ella 45 o 47 euros, cuando los corderos para carne los vendo por 50 euros más el IVA. Lo que nos pagan y nada es lo mismo», explica. Al mismo tiempo, aunque algunas logran subsistir, los ataques les producen abortos y, por tanto, dejan ya de ser productivas.

Además, a esto se suma las dificultades para justificar dichos ataques y así cobrar la ayuda. «Tienes que encontrar el cuerpo, enseñárselo al guarda, que haga un parte y luego que te lo abonen», detalla Fernández. Algo muy complicado ya que a veces no encuentran ni el cadáver. «Tienes que hallar por lo menos cabeza y los huesos para que te lo paguen», añade María Jesús Madrid. Una ganadera a quien en tan solo un mes los lobos le mataron 10 cabras. 

El hijo de María Jesús con su rebaño de cabras
El hijo de María Jesús con su rebaño de cabras

Para más inri, la inmediatez para hacer frente a las pérdidas también brilla por su ausencia. «Yo llevo más de un año sin recibir esa contraprestación», denuncia Fernández. «A veces ni siquiera las cobras», apostilla Madrid, quien asegura que es muy duro vivir de la ganadería porque son todo complicaciones. «Los que nos dedicamos a esto es porque nos apasiona, pero nos echan a la ruina totalmente, estamos desprotegidos».

Por tanto, los ganaderos exigen a los políticos empatía. «Tenían que saber qué se siente cuando cuidas al ganado con mucho cariño y un día subes al monte y te encuentras con cadáveres. Si no cuidamos a los animales, ¿qué van a comer ellos? La carne no cae del cielo. Lo único que ponen son zancadillas. Apoyo sería no proteger al lobo y estar al lado del ganadero», reconoce Madrid. «Llevamos años sin poder vender por culpa del lobo y además a veces tenemos problemas para cumplir con el cupo de la PAC, por esas bajas en el ganado», añade Fernández. 

Una situación de la que Remis también es testigo. «Estamos produciendo para alimentarlos a todos y no se dan cuenta. Apenas vendemos porque se traen productos de fuera, hay recortes en las subvenciones…Estamos apretados por todos lados y ahora nos asfixian. Está la cuerda tensa, lo que cada uno aguante. Mucho ayudar a lo rural, pero cómo va a venir gente si se ríen de los jóvenes. Es de tontos».

Al mismo tiempo, exigen zonas libres de lobos. «Hoy por hoy sale barato mantener lobos en Asturias. Si pagaran el valor real de los animales, seguro que la administración tomaría cartas sobre el asunto. No pedimos extinguir la especie sino controlar la población y que haya lugares en los que la presencia de estos sea esporádica. Que dejen actuar a la patrulla lobo de la guardería, que aumenten el personal y el material y que no se escandalicen por esta aprobación porque llevan incumpliendo el plan de gestión durante años», sentencia Fernández.

Por su parte, desde Asturias Ganadera esperan que el Principado actúe ante la prohibición de matar lobos. «Si actúan como deben bien, si vemos que no hacen nada tomaremos medidas. No podemos no defendernos. Aumentar protección de un animal que aquí no necesita protección es indignante». El sector atraviesa por un panorama muy negro. «No sé cuántos van a subsistir, por el momento tres ganaderos ya lo han dejado. De por sí, la situación es tétrica y ahora se suma un mayor grado de protección, que debilita aún más al colectivo», explica Xuan Valladares, miembro de la asociación.

«Las especies las hay que proteger cuando las hay que proteger, y, en este caso, el lobo no está en peligro. Hay una población estable desde hace muchos años, que genera mucho conflicto social y pérdidas económicas a la ganadería», indica Valladares. Además, explica que cuando una ley se hace mal genera, por un lado, injusticias (pérdida de actividad, desaparición de los rebaños…) y, por el otro, alternativas, que se traducen en ilegalidad. «Seguirá habiendo furtivos para acabar con el lobo».

Asimismo, denuncian que la decisión ha sido adoptada por pura ideología. «Dudamos de ese presunto comité científico. Fueron seleccionados ad hoc, como quería la ministra. Por ejemplo, hablamos con expertos de zonas afectadas y no fueron convocados. Además, qué sentido tienen que voten zonas en las que apenas se ven perjudicados por el lobo. Urdieron un plan para conseguirlo. Y sí, va a dejar de haber pérdidas, pero porque no va a haber actividad», sentencia.