La Pizarra: El Oviedo presume de antídoto

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Ramis y Anquela se saludan en el Albacete-Real Oviedo
Ramis y Anquela se saludan en el Albacete-Real Oviedo LFP

Analizamos en cinco claves el empate del conjunto carbayón en Albacete

26 feb 2019 . Actualizado a las 14:15 h.

Pocos rivales consiguen sacar su mejor versión ante el Real Oviedo. Esa es, hoy en día, la gran virtud de los carbayones. El Albacete, líder de la categoría en el momento en el que el balón comenzó a rodar en el Carlos Belmonte, presumió de talento individual para intentar reponerse al antídoto azul, pero apareció Nereo Champagne. Las jornadas avanzan y, para alegría de Juan Antonio Anquela y el resto del oviedismo, la temporada pinta cada vez mejor. 

El Albacete y las alturas

Lo que no lograron las bajas, lo logró Anquela. Ramis no cambió el plan pese a las ausencias de Febas y Susaeta y, con Zozulya y Manaj en punta, el Albacete saltó al campo con la intención de ser el equipo de siempre. Pero el Real Oviedo no lo permitió.

Los azules, ordenados y tapando toda línea de pase interior, obligaron a los manchegos a buscar nuevas vías para hacer daño. Y el líder, como buen líder, se supo adaptar. Ante la imposibilidad de conectar con Bela y Álvaro Peña por dentro, el Albacete se saltaba las alturas gracias a dos recursos: las conducciones de un imponente Tejero y la movilidad, tanto en corto como al espacio, de sus dos delanteros.

Nereo Champagne, mucho más que un mano a mano

La defensa del Real Oviedo tardó en adaptarse al nuevo escenario y eso le pudo costar el partido al conjunto azul. Pero Nereo Champagne dijo no. Cuando no se habían cumplido ni 10 minutos del partido, un balón largo dejó a Manaj solo dentro del área y con mucho tiempo para pensar. Quizá demasiado. El albanés disparó y el arquero argentino, en un alarde de paciencia y reflejos, evitó el 1-0.

El mano a mano parado fue la jugada que salió en todos los resúmenes, pero el primer tiempo del portero azul fue mucho más que eso. Champagne exhibió una colocación perfecta y no le hizo falta estirarse mucho más para dominar el área. Cada llegada por banda del Albacete se quedaba en nada gracias a la intuición del argentino, que no permitía que ningún centro llegase a zona de remate. Pocas veces en el curso el Oviedo jugó con tal sensación de seguridad en la portería.

El repliegue del Oviedo

Durante el primer tiempo, la aportación ofensiva del Real Oviedo fue más bien escasa. Liderados por un Diegui que aprovechaba cualquier pérdida en los inicios de juego del Albacete para hacer daño por el carril derecho, Yoel Bárcenas gozó de las ocasiones más claras, pero el larguero y la falta de precisión con la cabeza evitaron el gol.

Ante la falta de presencia con balón, los azules se dedicaron a demostrar que los cuatro goles recibidos en los últimos siete partidos no son cuestión de buena suerte. Cada intento de transición rápida de los manchegos era neutralizada por un repligue defensivo perfecto de los azules. Cuando Tejero, Dani Torres o Peña intentaban arrancar, un mínimo de ocho jugadores visitantes ya estaban colocados y tapando cualquier opción de pase. 

Tejera, Folch y los registros del Oviedo

A la salida del descanso Anquela presumió de recursos. Tras dejar constancia de la fortaleza defensiva de su equipo, los azules comenzaron el segundo tiempo con ganas de dominar de una forma diferente. Tejera (otra actuación para guardar) y Folch, hasta ese momento centrados en tapar espacios al rival, se hicieron con el balón y el partido se empezó a jugar en campo del Albacete.

Carlos Hernández, Alanís y Christian, disputa a disputa, les robaron a los delanteros locales varios metros claves a la hora de recuperar rápido tras pérdida. El doble pivote carbayón se llevaba siempre la segunda jugada y, a partir de ahí, buscaba a Yoel Bárcenas. El balón parado pudo signficar el 0-1, pero el poste primero y Tomeu Nadal después no estuvieron por la labor.

El candado en los centros laterales

Casi 25 minutos tardó el Albacete en volver a inquietar a Champagne. Tejero, siempre Tejero, apareció por el flanco derecho para recordar a la afición del Carlos Belmonte que el portero argentino seguía en el césped. Anquela aprovechó que ahora sí tiene banquillo y sacó a Omar Ramos en el momento justo. El tinerfeño conectó con Bárcenas casi en la primera acción e hicieron daño a los de Ramis, pero no se volvieron a encontrar.

Ya sin el panameño (poco acertado el domingo) sobre el campo, el partido agonizaba en un limbo en el que nadie parecía querer arriesgar. El Oviedo volvió a exhibir repliegue defensivo y poderío aéreo en los centros laterales, el Albacete ya no atacaba con tanta gente y el empate empezó a gustar a todo el mundo. A punto de entrar en marzo, mes bisagra de la temporada, los azules demuestran cada fin de semana lo difícil que es jugar contra ellos. No hay mejor piropo que ese.