La reconversión de Pacheta

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Pacheta, durante el encuentro ante el Real Oviedo
Pacheta, durante el encuentro ante el Real Oviedo Elche CF

El técnico del Elche, próximo rival del Real Oviedo, es un entrenador diferente al que pasó por el Carlos Tartiere

12 sep 2019 . Actualizado a las 21:18 h.

Diez meses antes de que Diego Pablo Simeone llegase al Atlético de Madrid e instaurase el tan manido concepto del 'partido a partido' en los medios de comunicación patrios, Oviedo ya rezaba a un santo que también manejaba como nadie ese noble arte del cortoplacismo

José Rojo Martín, Pacheta (Salas de los Infantes, Burgos; 1968) aterrizó en el Carlos Tartiere en febrero de 2011 para tomar los mandos de un Real Oviedo a la deriva. Los azules, dirigidos antes por Pichi Lucas y José Manuel, eran decimosegundos a trece jornadas del final del curso. El descenso estaba a un punto y el playoff de ascenso a quince. La situación era crítica. 

Todo el mundo recuerda la primera rueda de prensa de Pacheta. Aquel burgalés, que afrontaba en la capital del Principado su segunda aventura en los banquillos, se sentó ante los medios y comenzó a convencer al oviedismo. Una frase resonaba por encima de todas: «Ganar al Eibar». Y así lo hizo.

El Oviedo resucitó y en trece jornadas consiguió diez victorias, dos empates y una sola derrota. De luchar por no bajar a que el sueño del playoff fuese un objetivo realista. Y Pacheta renovó. Comenzó la 11/12 al frente de un equipo con piezas muy interesantes. Con el juego largo, las segundas jugadas y los centros laterales como premisa básica, los azules podrían ser básicos e incluso previsibles, pero la idea estaba trabajada y los futbolistas creían ella.

Finalmente, el Real Oviedo se quedó corto, no entró en puestos de playoff y Pacheta pudo ver que su idea fue insuficiente. Y aprendió de ello. Cartagena, una aventura en Polonia, Hércules y, en marzo de 2018, Elche. El burgalés ascendió con los ilicitanos en un agónico playoff y se plantó el curso pasado en la división de plata con uno de los presupuestos más bajos de la categoría.

Quien haya visto jugar al Elche de Pacheta estos últimos meses se dará cuenta que este equipo tiene muy poco que ver con aquel Real Oviedo (algo que ya demostró la temporada pasada en el Tartiere). El burgalés, haciendo gala de la variedad de un libreto que explica como nadie ante los micrófonos, ha sabido explotar al máximo los recursos que le ha dado la directiva del Martínez Valero.

El Elche es un conjunto con una salida de balón muy trabajada de la que son parte el portero y la línea defensiva. El objetivo es llegar, a través de la posesión, a esa zona de tres cuartos en la que los ilicitanos tienen tanto potencial (Iván Sánchez como líder absoluto) y a partir de ahí ser eléctricos. Tan claro está el plan que Pacheta no mira el currículum del jugador y sí sus cualidades: Nino, histórico delantero centro, está jugando muchísimos partidos como interior, actuando de centrocampista para aprovechar su lectura del juego. 

En el pasado mercado de fichajes, el Elche confirmó que confía en esta idea y se nutrió de jugadores acordes a ella: Pere Milla, Fidel Chaves o Ramón Folch son los mejores ejemplos. Como en su etapa en Oviedo, la ciudad ilicitana, el club y los jugadores creen en Pacheta. Solo que este es un Pacheta diferente.