UN PROYECTO DE ALIMERKA

Como su propio nombre indica, son productos indispensables. Por eso tienes que tenerlos siempre en casa para poder resolver recetas con los mejores nutrientes

Hace ya muchos meses que empezamos con una serie de artículos centrados en la despensa y en los alimentos que no pueden faltar en ella. Es como cuando contamos en nuestro armario con una recopilación de prendas básicas que, combinadas entre sí, nos permiten sacar adelante diferentes looks a lo largo de la semana o del mes.

Pues con los alimentos es lo mismo. Siempre conviene tener disponibilidad de algunos ingredientes concretos no solo para resolverlos desayunos, comidas y cenas, sino porque las propiedades nutricionales de cada uno cuentan con lo que nuestro organismo necesita. Combinándolos, de una u otra forma, podremos seguir una dieta equilibrada que nos llene de vitaminas y nutrientes.

Nuez

Pequeñas pero con una gran variedad de beneficios nutricionales, sobre todo a nivel cardiaco, la nuez es siempre una apuesta segura. Es un alimento muy rico en calorías, al igual que el resto de frutos secos y con un alto aporte energético. Eso sí, también es elevado su contenido en grasas pero si algo bueno hay que sacar de ello es que son insaturadas. En concreto, las nueces contienes ácidos grasos poliinsaturados esenciales del tipo omega 3 y omega 6, que ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre y, por consiguiente, disminuyen el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular.

Se recomienda consumir nueces a diario, no solo por su aporte energético sino también porque su alto contenido en fibra favorece el tránsito intestinal. ¿Más beneficios? Sí. Las nueces contienen minerales como el cobre, el zinc, el potasio, el magnesio, y el fósforo, que son muy beneficiosos para el organismo.

Arándanos

El contenido en hidratos de carbono que tienen los arándanos es escaso, lo cual significa que apenas aportan calorías, grasas y proteínas. El nutriente que, sin duda, más caracteriza a esta fruta es la fibra (5 gramos por cada 100). Sin embargo, la característica nutricional más destacable de los arándanos es su riqueza en vitaminas, en concreto la vitamina C, el antioxidante natural por excelencia.

El arándano, al igual que otros frutos similares como pueden ser las uvas, constituyen elevadas fuentes de antocianinas, que les confieren su color y que son responsables de su sabor característico y de sus propiedades de prevención y tratamiento de las infecciones de orina.

Miel

Ya en la antigüedad, la miel era considerada un producto sagrado, llegando incluso a considerarse moneda de cambio. Dependiendo de la flor de la que es obtenida la miel surgen distintas variedades de este producto; en concreto, influye mucho el tipo de flor y la climatología del lugar en el que hayan esas flores.

Sus propiedades nutricionales son muy interesantes para añadir la miel de forma habitual en nuestra dieta. Su aporte proteico es muy bien y el de grasas también, mientras que el nivel de calorías está en 300 por cada 100 gramos. En cuanto a los minerales que contiene, destacan todos estos: hierro, magnesio, manganeso, zinc, fósforo, cobre y potasio. Si hablamos de vitaminas, el complejo B junto con la C, D y E son las más presentes.

Las propiedades terapéuticas que se le confieren a la miel desde tiempos inmemoriales son las antimicrobianas y antisépticas. Se dice que este ingrediente de característico espesor ayuda a la cicatrización y prevención de infecciones en heridas o quemaduras superficiales. Además, a causa de su contenido en azúcar, es capaz de destruir bacterias mediante ósmosis.

Espinacas

La principal característica nutricional de la espinaca es su alto contenido en vitaminas y minerales, en concreto, el ácido fólico y la vitamina C. Ya en cantidades menores, pero también presentes, están la vitamina E, la B6, la niacina y la tiamina. El ácido fólico es indispensable para la síntesis de glóbulos rojos y para el desarrollo neuronal correcto del feto, mientras que la vitamina C es un importante antioxidante natural. El magnesio y, cómo no, el hierro -si no que se lo digan a Popeye- también están entre los minerales más destacados de este vegetal de hoja verde.

Los beta-carotenos también están en las espinacas, que se transforman en vitamina A aportando propiedades antioxidantes y estimuladoras. Asimismo, contienen otras propiedades beneficiosas para la salud ocular, como la zeaxantina y la luteína, que se encuentran en el cristalino y en la retina, concretamente en la zona de mayor agudeza visual: la mácula. Tomen nota: una posible ceguera puede ralentizarse consumiendo espinacas.

Soja

Cerramos nuestra tercera entrega de alimentos que no pueden faltar en la despensa con una leguminosa: la soja (seca). Su verdadero secreto son las isoflavonas, nutrientes que se han relacionado con un menor riesgo de cáncer de mama. Además, otros estudios recientes, concluyen que el consumo regular de soja se ha relacionado también con una menor tasa de cáncer de color o endometrio.

El consumo de soja también está demostrado que modula los niveles de colesterol y la tensión arterial, previniendo así ciertas enfermedades cardiovasculares.

Como buena leguminosa, tiene un aporte calórico y proteico importante y en cuanto al resto de macronutrientes, el aporte es algo menor. Su aporte de colesterol es nulo y respecto a las vitamina, es el ácido fólico el que más destaca, por lo que se presenta como un alimento interesante en mujeres en edad fértil o embarazadas.

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