Así es Cantábrica, el huerto urbano que crece sin tierra en un bajo comercial del centro de Oviedo

Cristina Centeno
Cristina Centeno REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Tesa Portillo y Javier Espina están detrás de Cantábrica, un peculiar huerto en pleno centro de Oviedo.
Tesa Portillo y Javier Espina están detrás de Cantábrica, un peculiar huerto en pleno centro de Oviedo.

El proyecto empresarial de los biólogos ovetenses Tesa Portillo y Javier Espina combina la hidroponía con la agricultura vertical para producir plantas de interés culinario, un método de cultivo innovador en España

05 jul 2023 . Actualizado a las 09:35 h.

Lechuga, guisantes, brócoli, rabanitos, menta, albahaca o girasoles. Estos son algunos de los productos que tienen en su huerta los biólogos ovetenses Tesa Portillo y Javier Espina. Nada raro hasta aquí, de no ser porque las plantas se siembran y cosechan sin salir de un bajo comercial del centro de Oviedo y nunca llegan a echar raíces en el suelo. Estas son, a grandes rasgos, las principales características de Cantábrica Agricultura Urbana, un proyecto empresarial que utiliza la fórmula de las granjas verticales y cultiva mediante hidroponía, un sistema por el cual las plantas no necesitan tierra para desarrollarse.

Todo empezó en plena pandemia, cuando la pareja se puso a redactar un plan de negocio ante la dificultad de encontrar trabajo. Durante la carrera ya habían descubierto qué era la hidroponía y comenzaron a investigar sobre ella y a barajar la idea de combinarla con la agricultura vertical. Unieron las ganas de emprender y esos conocimientos y vieron que la suma de ambas «ya existía en otros países como Estados Unidos», pero no había llegado a España. «Era algo muy diferente a todo lo que había y dijimos, “vamos a traerlo a Asturias”», confiesa Tesa Portillo. 

Dicho y hecho. De la mano de una aceleradora comenzaron a sondear el mercado y comprobaron que podía funcionar, por lo que decidieron tirarse a la piscina y en julio de 2021 dieron de alta la empresa. En un local a pie de calle en la peatonal Monte Gamonal, comenzaron a instalar las estanterías, la iluminación, el sistema de riego y todo lo necesario para empezar a cultivar. También a comparar proveedores, hacer cuentas y lidiar con la temida burocracia, la parte menos gratificante. «Nosotros sabíamos de biología, pero de finanzas y de economía no sabíamos nada», apunta Javier al contar que tuvieron que formarse en muchos ámbitos para sacar a flote Cantábrica.

La disposición vertical de este tipo de cultivo hace que se necesite menos espacio.
La disposición vertical de este tipo de cultivo hace que se necesite menos espacio.

«A la hora de emprender te lo pintan todo como un camino de rosas y para nada, hay días muy complicados», apoya Tesa. Sin embargo, otros son felices y les han llevado a sentirse orgullosos de su proyecto. Como haber llegado a la final de los premios EmprendeXXI de la Caixa este año. «Todo este tipo de cosas nos motiva muchísimo, porque hay días que son muy buenos y otros muy malos, temporadas agotadoras y finales de mes complicados, por eso este tipo de reconocimientos ayudan a motivarnos y a seguir adelante, porque vemos que nuestro proyecto gusta y tiene futuro», celebra Javier.

Así cultivan en Cantábrica

Completado todo ese proceso de instalación, en Cantábrica Agricultura Urbana comenzaron a cultivar a principios del pasado 2022. Todas las plantas de uso culinario que se siembran en su local se desarrollan mediante un sistema hidropónico en el que no se utiliza tierra, tal y como explica Javier Espina: «Los nutrientes que tienen las plantas no llegan de los nutrientes del suelo como pasa habitualmente, si no que se los aportamos nosotros a través de una solución nutritiva. Las plantas crecen en nuestro caso sobre fibra de coco, un sustrato inerte que no aporta ningún tipo de nutriente, solo soporte». 

Esos nutrientes necesarios para el desarrollo de sus cultivos llegan a través de un sistema de riego automatizado: «La planta capta lo que necesita y ese agua vuelve otra vez al reservorio principal, que es donde está contenida, por lo tanto se puede utilizar en varios ciclos y ahorra mucha agua». La disposición vertical también permite sembrar más en menos espacio y el hecho de hacerlo en un local interior posibilita controlar las condiciones ambientales de luz, temperatura o humedad. 

Tesa y Javier son biólogos de formación y apostaron por este modelo de negocio inexistente en Asturias.
Tesa y Javier son biólogos de formación y apostaron por este modelo de negocio inexistente en Asturias.

Esa es una de las grandes ventajas del sistema de Cantábrica frente a la agricultura tradicional, según argumentan. «Lo bueno es que tienes una producción constante todo el año, puedes producir un montón de plantas que no están sometidas ni a la estacionalidad ni a la climatología», explica Javier, quien además asegura que las calidades son homogéneas y se pueden ir optimizando con el paso del tiempo. Porque cada «receta de cultivo», como ellos denominan a los diferentes pasos que realizan desde que una semilla germina hasta que recogen la planta, se puede controlar «para que cada cosecha sea mejor que la anterior». 

En el local, cada día es «totalmente diferente», confiesan Tesa y Javier. Al llegar por la mañana comprueban que «todo esté bien» mediante una revisión general de las plantas que están en la luz y de la estantería de germinación, donde pasan diferentes fases a oscuras. «Luego preparamos pedidos, cosechamos, sembramos, preparamos albaranes o nos pasamos el día en el ordenador», detallan.

Los ciclos de iluminación dependen de cada cultivo pero van de 15 a 20 días para los brotes hasta un máximo de 35 para las plantas de hoja grande. El producto puede llegar vivo o envasado a los clientes. En el segundo caso es «totalmente fresco», porque lo recolectan una hora antes de llevárselo a su destinatario final. «Es kilómetro cero real, no llega a veces ni a un kilómetro y nos permite que todo se entregue muy fresco y el producto dure más», subraya Tesa. Además de en Oviedo, sirven a establecimientos de Gijón o de Avilés y están investigando qué método es mejor para abarcar el resto de Asturias sin perder las cualidades de su cosecha.

Pueden cosechar todo el año porque su producción no depende de la climatología.
Pueden cosechar todo el año porque su producción no depende de la climatología.

Los clientes

Trabajan con plantas aromáticas y hortalizas de hoja, tanto en los primeros estadios de desarrollo en forma de brotes como en baby leafs, «un poco más crecidas». La restauración es el principal destino de sus productos, muy cotizados por la alta cocina, de hecho sirven a alguna estrella Michelin asturiana. «Hay gente que quiere una hoja de un tamaño específico porque lo usan como algo decorativo y otros que quieren un sabor concreto. Lo bueno de los brotes es que tienen un poco de todo. Los hay súper bonitos y que tienen un sabor neutro, por lo que encajan en muchos platos y suman un montón de estética. Otros concentran todo el aroma, sabor y propiedades nutricionales de la planta, por lo que pueden dar un toque diferente al plato. También hay muchas texturas», explican Tesa y Javier sobre sus productos y el interés culinario para los restaurantes. 

Por otra parte, distribuyen en tiendas de alimentación y tienen un módulo de plantas vivas en un supermercado. Para los particulares, además, venden «kits de cultivo» con todo lo necesario para que puedan reproducir en sus casas lo que Tesa y Javier hacen en su local del centro de Oviedo. En concreto, cada caja lleva semillas de rúcula y lechuga para cultivar «desde cero», viendo crecer y cuidando cada planta hasta que llega al plato. Además, contiene una luz LED, fibra de coco y todo lo necesario para que se desarrolle de forma adecuada «sin tener que comprar nada más». Por último, están probando la activación de una suscripción mensual para clientes con un contenido de brotes y plantas aromáticas «diferente a lo habitual». 

Por ahora, aplauden que la acogida «está siendo buena» y aunque al principio tuvieron «miedo» de que sus productos no fuesen bien recibidos, «a la gente le encantó desde el primer momento», tanto el proyecto como «el valor añadido que ofrece este tipo de agricultura». Ahora buscan seguir creciendo tanto en el ámbito de la hostelería como en el particular. 

Para producir, y aunque la hidroponía no entra dentro de la calificación ecológica de la Unión Europea, se basan en criterios sostenibles y no utilizan pesticidas ni herbicidas, además de ahorrar agua y utilizar luces de bajo consumo. Quién sabe si el sistema de Cantábrica supondrá un giro en el futuro para producir alimentos vegetales a mayor escala en el medio urbano. De momento, Tesa y Javier seguirán trabajando en dar a conocer su modelo de negocio y llevar sus brotes verdes a más restaurantes y domicilios de toda Asturias.