El emblemático Bar Cubia de Oviedo inicia una nueva etapa: «Teníamos ya muchas ganas de abrir»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Lorena Álvarez está al frente de los fogones del Bar Cubia, el negocio hostelero que regenta con su marido Julio Giganto
Lorena Álvarez está al frente de los fogones del Bar Cubia, el negocio hostelero que regenta con su marido Julio Giganto

El icónico negocio hostelero ha cambiado de ubicación y ahora satisface con total seguridad las necesidades de la comunidad celíaca. «Somos un restaurante cien por cien sin gluten», destacan Julio y Lorena, sus propietarios

16 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Justo antes de que tuviese lugar la noche más mágica del año, las persianas del Bar Cubia se bajaron. Sus propietarios habían avisado de que no era un adiós definitivo, sino más bien un «hasta pronto». Y han cumplido con su palabra. Después de más de tres meses con las puertas cerradas, este emblemático negocio de Oviedo retoma este viernes su actividad. Eso sí, lo hará en una nueva ubicación y con una imagen totalmente renovada. Pero, a pesar de los cambios, los clientes se seguirán sintiendo como en casa.

«Teníamos ya muchas ganas de abrir», asegura el hostelero Julio Giganto, quien ya cuenta las horas para recibir de nuevo a ovetenses y visitantes. Su mujer, Lorena Álvarez, también está impaciente por comenzar un nuevo capítulo en la historia de este establecimiento que se ha convertido en todo un clásico de la ciudad. Una etapa que, sin duda, traerá momentos inolvidables tras el traslado desde el barrio de Pumarín al local donde, durante trece años, la cocinera portuguesa Celia Pinto hizo realidad su sueño de desarrollar su propio proyecto gastronómico.

Este cambio de ubicación al bajo número 14 de la calle Alfonso III el Magno, a escasos pasos del emblemático Bulevar de la Sidra, responde a dos motivos. El primero: la falta de aire acondicionado en el local de Pumarín. «No lo teníamos, ni tampoco nos permitían instalarlo», asegura Julio, antes de señalar que la razón principal por la que se mudaron fue la cocina. «Necesitábamos un espacio mucho mayor para trabajar, porque nuestra idea siempre fue ser un restaurante cien por cien sin gluten», resalta.

Tras ocho años de actividad, el Bar Cubia puede ahora satisfacer con total seguridad las necesidades de la comunidad celíaca. En el local que tenían en Pumarín ya servían algún que otro plato libre de gluten, pero al ser la cocina «tan pequeña» existía cierto riesgo de contaminación cruzada. Con su nueva ubicación, cuentan con un espacio más amplio, lo que les permite preparar de forma segura todas las comidas y garantizar a sus clientes una experiencia gastronómica de calidad. «Aquí no va a entrar absolutamente nada con gluten, incluso las bebidas van a ser todas aptas para celiacos», destacan.

Interior del restaurante Celia Pinto, con capacidad máxima para 18 comensales.
Interior del restaurante Celia Pinto, con capacidad máxima para 18 comensales.

Desde el momento en que Julio y Lorena abrieron en 2017 las puertas del Bar Cubia «para estar más tiempo juntos», siempre tuvieron en mente convertirse en una parada obligatoria para los celíacos. Sin embargo, por las circunstancias del establecimiento, no podían hacerlo. Por eso, cuando se enteraron de que Celia Pinto, con quien mantienen una estrecha relación, iba a traspasar su restaurante, no lo dudaron ni un instante y decidieron tomar las riendas del mismo.

Después de renovar por completo el local donde la cocinera portuguesa conquistó a los paladares más exigentes, incluidos los de los chefs asturianos Nacho Manzano, de Casa Marcial, y Luis Alberto Martínez, de Casa Fermín, este viernes 17 de octubre el negocio familiar retoma su actividad. Comienzan así una nueva etapa en la que, como asegura Lorena, «esperamos estar a la altura de cómo estaban Celia Pinto y su marido y de cómo estábamos nosotros en Pumarín».

Callos al estilo Oviedo del Bar Cubia
Callos al estilo Oviedo del Bar Cubia

Aunque hayan cambiado de ubicación y presenten una nueva imagen, el matrimonio ovetense continuará apostando por la cocina tradicional, con elaboraciones cien por cien caseras. Los callos al estilo Oviedo, los chipirones, el hígado encebolla, el pote o la fabada seguirán siendo los platos estrellas del Bar Cubia. Prepararán también bacalao a la portuguesa «No es el bacalao de Celia, no tiene nada que ver», asegura entre risas Lorena, quien pone así a los clientes en sobreaviso para evitar las comparaciones

¿Y seguirá en la carta la emblemática tortilla del Bar Cubia? «Sí, pero la serviremos más bien como aperitivo», dice la hostelera. De la misma manera, en la extensa y deliciosa oferta gastronómica no faltarán tampoco los postres de la casa, la especialidad de Lorena. «La repostería siempre fue lo mío», reconoce orgullosa de su buen saber hacer con los ingredientes más dulces. Además, ella también asumirá el peso de los platos salados, ya que Carmen, la cocinera que las acompañó desde los inicios de esta aventura, se jubiló recientemente.

El comienzo de esta nueva etapa genera emociones encontradas en la pareja ovetense. Están, por supuesto, ilusionados, pero al igual que a sus clientes más fieles, a Julio y Lorena les genera mucha tristeza haberse marchado de un lugar que les dio tantas alegrías. «Sobre todo a mí, que iba a las seis de la mañana y marchaba a la una de la madrugada del día siguiente para así adelantar el trabajo en la cocina», reconoce el hostelero.

Aun así, están colmados de felicidad, pues tienen la seguridad de que la reapertura será un éxito. De hecho, ya tienen la agenda completa para los próximos nueve días. «Y el 70 por ciento de los clientes son los que teníamos en Pumarín, así que estamos muy contentos», destacan, ansiosos por volver a subir la persiana.