Cruasán a la española

María Antonieta lo importó a Francia presa de la morriña. Y ahora esta receta pretende darle una vuelta ibérica a este dulce versátil que apetece de desayuno, de merienda o incluso de cena


El cruasán, como la mayoría de elaboraciones culinarias, tiene un origen incierto y muchas leyendas alrededor. Yo me quedo con la de Kulczycki, que cuenta que cuando los vieneses se encontraban sitiados y estaban a punto de rendirse, consiguió traspasar el cerco del ejército otomano para reunirse con Carlos V de Lorena e informarle de la situación militar. De vuelta al interior de la ciudad, convenció a las autoridades de que persistieran en su resistencia informándoles de que se esperaba la llegada de las tropas del rey de Polonia.

Kulczycki es hoy un héroe en Viena por diversas razones. Pero no hay que desmerecerle que entre sus hazañas se encuentra haber introducido el café en Europa justo después de esa victoria sobre los otomanos, café que recuperó de las mercancías abandonadas por el ejército otomano en su huida. Para celebrar la victoria, lo sirvió por primera vez acompañado de pastelitos en forma de medialuna, los llamados kipferl. El Kipferl sería el antecesor del cruasán, del que tenía la forma pero no la composición.

A Francia, país mundialmente conocido entre otras cosas por este dulce, llegó de la mano de María Antonieta, cuando la reina introdujo la pastelería austriaca en la corte de Versalles de Luis XVI. Así, presa de la morriña el kipferl fue evolucionando hasta convertirse en lo que hoy conocemos como cruasán.

La verdad es que se trata de un producto versátil que acepta en su interior todo tipo de mezclas, incluida una tan ibérica como el chorizo. Pero esto no es todo. Los autores de La cocina es vida, además redondean su suerte de desayuno, merienda o incluso cena, con un huevo frito, un poco de mayonesa y el crujiente que otorga la rúcula. Ver para creer. O, más bien, probar para creer.

Ingredientes
Un cruasán de mantequilla
Mayonesa
Un par de piparras
Unas lonchas de chorizo de de bellota 
Rúcula
Un huevo frito
Instrucciones
  1. La preparación es tan fácil como freír un huevo (ya sabéis, bien frito en aceite de oliva extra virgen). Luego, abrimos esta especie de cangrejo a la mitad y ponemos un poco de mayonesa, las piparras, el Joselito, la rúcula y acabamos coronando con el toque español, el huevo frito.

Autor Marco Soriano y Ana Prieto Esta pareja coruñesa de «foodies», creadores del blog lacocinaesvida.com muestra en sus posts su manera de entender el mundo de la gastronomía y su defensa a ultranza de la cocina atlántica y el producto local.
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