
El exsecretario de la Fundación ha declarado que no abordaban asuntos contables en sus reuniones
25 mar 2019 . Actualizado a las 17:36 h.La sección Tercera de la Audiencia acoge una nueva sesión del juicio por las supuestas irregularidades cometidas en la gestión del Centro Cultural Niemeyer. En esta jornada ha prestado declaración el exsecretario de la Fundación, José Luis Rebollo, que se representa en el juicio a sí mismo y para el que piden dos años y tres meses de prisión quien ha descrito las reuniones del patronato de la Fundación Niemeyer como «un coro de alabanzas hacia la gestión de Natalio Grueso».
«El patronato era un coro de políticos haciendo alabanzas al gestor, que era Natalio Grueso y preguntándole cuando iba a venir Brad Pitt o cualquier otro y con absoluta indiferencia de cualquier otra cuestión legal, de programación o económica», ha manifestado Rebollo en respuesta a las preguntas del fiscal. Así, ante las insistentes preguntas del fiscal, ha manifestado que «el patronato no era lo que debería ser» y en el mismo nunca se preguntaba de cuestiones económicas. Tan sólo se abordaron asuntos contables en las dos últimas reuniones, en febrero de 2011 y junio de 2011, pero «no más de diez minutos». «Se habló porque el entonces presidente del Principado ya estaba preocupado por la financiación del centro», ha dicho. José Luis Rebollo ha indicado que él era el encarado de redactar «sobre la marcha» las actas de esas reuniones del patronato en su portátil y fueron las presidentas de la Fundación, las sucesivas consejeras de Cultura, quienes le pidieron que «hiciese las actas más cortas, no tan excesivamente largas».
Ha añadido que «su preocupación siempre fue que las cosas estuviesen bien hechas» y que lo que siempre intentó fue poner orden en la contabilidad. Así ha insistido en que los patronatos se reunían «cuando se reunían y de mala manera, sin preservar los plazos establecidos». Además ha relatado que «nunca vio votar nada a mano alzada por parte de los patronos porque siempre había unanimidad en las decisiones». Y es que Rebollo, a preguntas del fiscal ha incidido en que los patronos parecían más preocupados de «la posterior rueda de prensa» que del propio patronato. «Se trataba de unas reuniones en las que ha Grueso hablaba con mucha pasión y al que le preguntaban continuamente los patronos cuando venía tal o cual persona». Rebollo, al igual que ya ha declarado otra de las acusadas, Judit Pereiro, ha manifestado que cuando sólo trabajaba él para la Fundación lo hacía sin cobrar, y prestaba esos servicios por el «prestigio» que suponía y era sólo cuando tenían que participar más empleados de su despacho en los trabajos cuando si facturaba estos servicios a la Fundación, informa Europa Press.