«No hay que matar lobos para que los ganaderos estén a gusto»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Un lobo ibérico
Un lobo ibérico

Ecologistas y asociaciones conservacionistas defienden la protección especial de la especie, puesto que es «un elemento esencial del patrimonio natural» y para ayudar a garantizar la sanidad pública

07 feb 2021 . Actualizado a las 18:44 h.

La protección especial del lobo ha desatado las protestas en Asturias. Frente a los ganaderos que abogan por un control de las manadas y zonas libres, se sitúan los ecologistas y asociaciones conservacionistas, quienes vienen reclamando desde haces años una mayor protección para este animal salvaje. «Esta aprobación nos pone de lleno en el siglo XXI», asegura Luis Miguel Domínguez, presidente de la asociación Lobo Marley. Además, indica que nadie debe sentirse ofendido puesto que «es una noticia maravillosa para toda España y no solo para animalistas o amigos de la naturaleza. El hecho de que las administraciones se pongan de acuerdo para preservar un elemento esencial del patrimonio natural es una cuestión bonita».

El control de la población de la especie, como reclaman los sectores perjudicados, no tiene sentido para los defensores del lobo. «¿Quiénes somos nosotros para decidir si una especie tiene más o menos ejemplares? ¿Por qué no hacer control de población de otras especies?», se pregunta Domínguez. Además, defiende que la ciencia ya ha demostrado que no hay tantos lobos como se cree. «Bruselas estuvo a punto de multar a España por la desastrosa gestión del lobo porque hay un gran interés comunitario por esta especie. España se ve obligada a mantener una población que sea viable y no supo hacerlo por esos controles de población», argumenta.

Asimismo, el presidente de Lobo Marley resalta que la protección de este cánido está justificada, también, desde el punto de vista de la salud pública. «El lobo lo que hace es controlar las enfermedades que el ganado puede, incluso, transmitir a las personas como puede ser la tuberculosis. Y es que el lobo caza a esos ejemplares que están enfermos y son vectores de las enfermedades», explica, y añade que estos atacan al ganado cuando dejan «descabezadas las manadas» y, por tanto, «no son capaces a matar presas salvajes como, por ejemplo, un jabalí o corzo».

También Nuria Menéndez de Llano abogada del Observatorio de justicia y defensa animal, defiende que el lobo es un garante de la salud pública. «Es un doctor porque ayuda a proteger al medio ambiente y a nuestra propia salud». De esta manera, da la cara por la protección especial de la especie. «El lobo tiene que ser protegido sin ambages. Sin controles ni otro tipo de atajos que se suelen utilizar. Hay que considerarlo como un tesoro natural. Por un lado, avala la riqueza de los ecosistemas ya que es una especie apical, es decir, que es un gran depredador que controla su población. Y, por otro lado, evita brotes epidemiológicos», argumenta.

La convivencia del lobo con la ganadería es posible

Uno de los motivos por los que los ganaderos están en contra de la prohibición de matar lobos es porque consideran que las dos especies no pueden convivir juntas. Una opinión con la que tanto Nuria Menéndez de Llano como Luis Miguel Domínguez están en desacuerdo. «Toda la vida de dios siempre hubo lobos y ganaderos porque han sabido hasta qué punto han tenido que respetarse. Ir contra el lobo es ir contra uno mismo porque este limpia, organiza y equilibra el ecosistema. Al fin y al cabo, esta decisión es buena para los ganaderos», asegura Domínguez.

«En otros países se puede. No hay que adecuar la posibilidad de que se mantenga la vida del lobo con la ganadería, sino que la ganaderia es la que tiene que ser compatible con la existencia del medio natural y del lobo», argumenta Menéndez de Llano. Además, añade que hay que «establecer medios preventivos y subvencionados «para ayudar a los ganaderos a que lleven a cabo prácticas medioambientales. «El camino es la coexistencia, ya que no hay que matar lobos para que los ganaderos estén a gusto».

Además, denuncian que los políticos deberían de dar la cara, también, por esta especie. «A Barbón le digo que si él considera que ir contra el lobo es no ir en contra de Asturias. Asturias no es una entelequia gaseosa. Es el acopio y suma de elementos míticos, en algunos casos históricos, que aportan memoria colectiva que precisa un asturiano. El lobo forma parte de la memoria histórica de Asturias y acabar con el lobo es acabar con la memoria de los asturianos», arremete Domínguez, quien reconoce que la población moderna y joven está absolutamente a favor de la protección del lobo.

«Creo que son los políticos, en ocasiones, quienes no conectan con esa creencia. He llegado a escuchar a ganaderos que sin pastores no hay paraíso. Evidentemente, los pastores importan en el paisaje asturiano, pero el lobo y el oso también.  Al salir del Negrón debería de haber unos carteles maravillosos y enormes en los que se lea: «La patria del oso» y «la tierra del lobo». Por su parte, Menéndez reclama una mayor implicación política. «Son unos irresponsables, ya que deben atender al interés general, que, en este caso, es la protección del lobo y del medio ambiente».

Además, la abogada exige que medien entre la disputa social general, ya que «nos va a mermar a todos», y pide al Ejecutivo que deje de posicionarse y busque vías de solución al conflicto. «Es una irresponsabilidad y falta de compromiso. Tienen que ayudar a calmar los ánimos y no a encenderlos. No podemos dejarnos arrastrar por sectores como la ganadería que son representantes de un interés económico. Hay que poner en la balanza la salud pública y el interés general». Asimismo, considera que es fundamental invertir en campañas de sensibilización y educación ambiental para que así la gente vea al lobo como un aliado y no como el enemigo.

También desde Ecoloxistes n'Aición d'Asturies, a través de un comunicado, instan al gobierno asturiano a que cese en su «añagaza» al sector ganadero dándole «falsas esperanzas» al hacerles creer que «los daños van a disminuir significativamente mediante la eliminación de unos cuantos ejemplares de lobos». Asimismo, reclaman una negociación «seria y generosa» para culminar con una serie de acuerdos por los cuales el ejecutivo se comprometa a invertir los recursos necesarios para «prevenir los daños que pueda generar la fauna salvaje» y a «compensar adecuadamente» cuando éstos se produzcan.

De esta manera, rechazan la protesta del Gobierno asturiano contra la protección especial del lobo, ya que la medida es un objetivo «que la humanidad ha de perseguir». Además, añaden que la ciencia alerta de que estamos ante una altísima tasa de extinción de especies, «característica de una extinción masiva, por lo que cazar lobos, como se hace en algunas comunidades autónomas, o establecer cupos de muertes como hace el gobierno de Asturias, son actuaciones que van en el sentido contrario».

Asimismo, recalcan que la defensa de la biodiversidad es de «interés general» y, por tanto, debe ser la sociedad en su conjunto quien «asuma los daños» que algunos sectores económicos están sufriendo por esa razón. Por ello, instan al Principado a que «antes de resarcir los daños, se deben evitar muchos de los ataques que se producen a la cabaña ganadera», ya que el ejecutivo cuenta con «los conocimientos y los medios humanos y técnicos para ello». Al mismo tiempo, el colectivo defiende la actividad ganadera extensiva como parte importante de la «solución a la crisis ecológica» y persigue el objetivo de «lograr un mundo rural vivo al tiempo que defendemos la biodiversidad».

Conservacionistas ven irresponsables las comunidades que no protegen al lobo

También la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), según recoge Efe, ha calificado de «irresponsables» a las comunidades contrarias a que el lobo ibérico forme parte del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) y les ha acusado de ir «en contra del bien común».

«Las comunidades autónomas que se han opuesto a esa adhesión son unas irresponsables que han votado en contra de lo que dice la ciencia y los dictámenes de los científicos, la ética, la biología y de la ciudadanía que demanda un modelo de conservación distinto que compatibilice las actividades económicas con la presencia del lobo y no al revés», ha manifestado Jorge Echegaray, miembro de la Junta Directiva.

En su opinión, «el despropósito de las comunidades autónomas que sólo saben cazar lobos ha conducido al escenario actual» y fue lo que llevó en 2019 a esta asociación a elevar una propuesta formal «porque -asegura- nos ampara la ley y el lobo reúne todos los requisitos» para su inclusión en el listado de especies protegidas. Además, ha indicado que «es sorprendente que los responsables de Medioambiente a los que pagamos todos los españoles con dinero público para conservar, preservar y restaurar la biodiversidad, hayan votado en contra de la conservación del lobo, que es uno de los motores para los ecosistemas de todo el mundo».

Echegaray, también, ha acusado al Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) de haber cedido en la última década la gestión del lobo ibérico a las autonomías «que solo saben matar lobos» y ha asegurado que «múltiples trabajos científicos» ponen de manifiesto la importancia de este animal para el modelo de gestión ambiental de España, «porque favorece la presencia de grandes depredadores y da coherencia a la Red Natura 2000».

Recuerda además que en ocasiones «se han matado lobos sólo para contentar a ciertos sectores económicos» con el beneplácito de algunas comunidades «que han ignorado que el conocimiento científico advierte de que matar lobos no reduce la incidencia de este animal sobre el ganado, ni la caza ilegal, ni mejora la percepción social de la especie».

Asimismo, apostilla que «el lobo es un animal social. Cuando se desestructura una organización social aumenta el volumen de daños sobre la ganadería» afirma el directivo de Ascel, y añade que el efecto de esta especie sobre el ganado es «ridículo» y que en términos económicos «supone menos de 500 metros de construcción del AVE en España, afecta a menos del 1% de la cabaña ganadera en extensivo y a menos del 0,03% de la renta agraria española».

«La mayoría de los ganaderos no tiene problema de manejo con los lobos, pero existe una minoría y sobre esa hay que actuar» asevera Echegaray y concluye: «Matar lobos no produce ningún beneficio y eso lo saben las administraciones que se han dedicado todos estos años a contentar a ciertos sectores».