Borja Sánchez: «En el fútbol, cuanto más pienses, peor»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Borja Sánchez en El Requexón
Borja Sánchez en El Requexón Tomás Mugueta

La Voz de Asturias entrevista al centrocampista del Real Oviedo

11 oct 2019 . Actualizado a las 09:29 h.

En los últimos años, pocos jugadores del Vetusta han levantado tanta expectación entre el oviedismo como Borja Sánchez Laborde (Oviedo, 1996). El ovetense, perla fugaz de los carbayones al fichar por el Real Madrid en 2012 tras vestir un solo año la camiseta azul, volvió a su casa para terminar de completar el sueño. Después de dos años destacando en el filial del Real Oviedo, pero sin gozar de oportunidades en el primer equipo, este es su momento. Y lo quiere aprovechar. 

-Pregunta: ¿Cómo era El Requexón de 2011?

-Respuesta: Han pasado muchos años, la verdad. Se ha mejorado muchísimo en lo deportivo y en lo institucional, pero el recuerdo que tenía de El Requexón no era muy distinto al de ahora.

-Fichó por el Real Oviedo en su segundo año cadete. Llega y su entrenador es Javi Rozada.

-Ya habíamos coincidido en una selección asturiana alevín, en un campeonato en La Coruña. Lo cierto es que aquel año jugué bastante con el juvenil de Liga Nacional, pero la relación con Javi fue muy buena desde el principio. No ha cambiado mucho.

-A aquel cadete A se le atragantó el campeonato, ¿no?

-Quedamos segundos, sí. Ganamos al Sporting en la primera vuelta, pero perdimos en Mareo y se nos fue la liga.

-Para un chaval de 16 años, cómo fue pasar de aquel Real Oviedo, sumido en una grave crisis institucional y con un futuro incierto, a todo un Real Madrid.

-El cambio es radical. Tras varios años allí, puedo decir que es una realidad engañosa. En unos aspectos te beneficia esa comodidad que te garantizan, pero en otros siempre viene bien salir de esa atmósfera porque al fin y al cabo es un poco irreal.

Por supuesto que el Madrid tiene unos valores muy arraigados, te educan y a nivel futbolístico pues es lo que es: grandes equipos, entrenadores cualificados, las mejores instalaciones… El vivir solo te hace madurar, salir de casa siempre es una buena experiencia.

-Los juveniles del Real Madrid, visto desde fuera, rozan casi el profesionalismo.

-Te hacen sentirte muy profesional, sí. En todos los sentidos. Convives un poco con gente del primer equipo y te hace ver todo ese mundo más cerca, pero yo creo que mantuve los pies en el suelo.

-Se habló mucho de su actuación en un Liverpool-Real Madrid de la Youth League (Champions League juvenil).

-La verdad es que se le dio mucho bombo a ese partido, la Youth League era una competición muy chula. Venía siendo titular y justo ese día fui reserva. Salí en la segunda parte y lo recuerdo con mucho cariño. Y eso que acabamos perdiendo 3-2.

-¿Qué aprendió de su cesión en Fuenlabrada?

-Sales un poco de esa burbuja que es el Madrid, pero yo en mi caso lo llevé bien. Tuve la suerte de tener un vestuario muy bueno, con grandes veteranos. Recuerdo aquella temporada con mucho cariño. Tuve de entrenador a Fernando Morientes, que también me conocía, y me ayudó. Fue un año de mucho aprendizaje.

-Volvió al Castilla y las oportunidades se esfumaron. ¿Cómo vivió aquello?

.Aquel verano fue un poco movido. Tuve buenas ofertas de otros clubes, pero tenía contrato con el Real Madrid. Obviamente estaba encantado con volver al Castilla, y más cuando se me transmite que seré un jugador importante. Luego, por unas circunstancias o por otras, las cosas no son así. Había muchos jugadores importantes en mi puesto, como Ødegaard o Enzo Zidane. Era complicado contar con minutos y en enero salí cedido a Mallorca.

-¿Cómo surgió el regreso a Oviedo?

-Fue una decisión muy complicada. Y valiente, creo. Tenía buenas ofertas de Segunda B y todavía tenía un año de contrato con el Madrid. Yo no quería volver a salir solo a una ciudad que no conociese, así que decido regresar a casa e intentarlo. Las primeras ofertas eran para jugar en el Vetusta pero siempre con el primer equipo en el horizonte, una oportunidad que ha tardado un poco en llegar, eso sí. Volví con muchas ganas y creo que ha salido bien.

-Javi Rozada fue nombrado entrenador del Vetusta. ¿Qué importancia tuvo en su decisión?

-Aquel verano hablo con él y le comento la posibilidad de volver, fue algo que salió de mí. Le digo que lo estoy valorando y él me apoya bastante. Me dice que tendré toda su confianza y que mi objetivo tiene que ser jugar en el primer equipo. Siempre me recordaba que la decisión era mía, pero me lo pone todo de cara y me facilita el volver. Fue muy importante.

-Las dos temporadas en el Vetusta fueron inmejorables.

-En lo mental, por lo menos al principio, fue un año difícil. Pasé, en muy pocos meses, de entrenar en Valdedebas a jugar en la Tercera asturiana. Pero fue muy bonito. Conseguimos el ascenso y formamos una familia espectacular.

-¿Esperaban dar ese nivel en Segunda B?

-Fuimos ganando partidos y partidos y al final no hicimos playoff por muy poco. Cada viaje que hacíamos era una gozada, un grupo muy especial.

-En estos últimos dos años, ¿cuántas veces, amigos o familiares, le preguntaron por el primer equipo?

-Todos nos lo preguntábamos, la verdad. Era una lucha mental que yo tenía. Creía que podía ayudar al primer equipo, pero no se daba la situación. Solo me quedaba seguir entrenando día a día y esperar. Y al final mira, ha llegado la oportunidad.

-¿Cómo lo vivió? ¿Habló en su día con Anquela?

-La verdad es que no tuve muchas conversaciones con él. Me llamaron alguna vez para entrenar y poco más. La oportunidad no llegaba, pero por lo menos tenía minutos en el Vetusta.

-Uno repasa la plantilla de su juvenil A del Real Madrid y se encuentra con Mayoral, Tejero, Reguilón, Lazo, Febas, Quezada, Jack Harper… Todos asentados en el fútbol profesional desde hace uno o dos años. ¿Le frustraba no seguir el mismo camino?

-Está claro que los sigues a todos y te alegras por ellos, pero sí que te puede frustrar en algún momento. Cada jugador tiene su camino. Tengo 23 años y estoy tocando el fútbol profesional en un grandísimo club como el Real Oviedo. Ojalá que a partir de ahora de vaya de aquí para arriba.

-Ramis, su entrenador en el Real Madrid, se llevó a Albacete a Febas y Tejero. ¿Le llamó?

-Llegamos a hablar, sí. Tuvimos cierto contacto, pero volver a Oviedo me tiraba más. La verdad que el año en el que me entrenó en el juvenil A fue una temporada muy buena, tengo un gran recuerdo suyo y aprendí mucho. Justo este fin de semana jugamos contra él.

-De vuelta a Oviedo. Ya con ficha en el primer equipo, pasa la pretemporada y no juega nada con Egea.

-Volvieron a aparecer los fantasmas del pasado, la verdad. Durante la pretemporada fui uno más y conté con minutos, pero empieza la Liga y vuelta a no tener minutos ni casi entrar en las convocatorias.

-¿Qué pensaba?

-En ese momento sufrí un bajón. Fue duro. Pero han pasado las jornadas y ahora estoy participando.

-¿Qué le decía Sergio Egea?

-Hablaba conmigo y me decía que le gustaba mucho como jugador, que estaba entrenando bien y que siguiese así porque iba a tener minutos. Al final Sergio ya no está y no sabemos si eso se hubiese producido.

-¿Qué fue lo primero que pensó cuando le dicen que Javi Rozada es el nuevo entrenador del primer equipo?

-Me alegré por él, claro. Creo que como entrenador se lo merecía, al igual que su cuerpo técnico. También me alegré por el equipo, necesitábamos un cambio, meter aire fresco. Se está viendo que el equipo tiene otra cara y todavía tenemos mucho margen de mejora.

-En el debut de Rozada, ante el Extremadura, usted sale en los últimos minutos. ¿Cómo vivió aquello?

-Al estar mucho tiempo esperando esa oportunidad, pues tanto a mí como al resto de la gente le genera cierta expectación, supongo. El partido no estaba siendo sencillo y pude hacer unos buenos minutos. Fue un gran inicio.

-En este inicio de curso, el Oviedo ha tenido problemas de todo tipo. ¿Se infravalora el aspecto anímico en los futbolistas? ¿Es tan importante?

-Como en todos los aspectos de la vida, desde fuera se ve todo mucho más fácil. Al aficionado hay que entenderlo siempre, pero como jugador es muy difícil llevar a cabo ciertas situaciones si no tienes confianza.

Todos nos esforzamos y luchamos por hacerlo bien, pero cuando los resultados no están saliendo pues cuesta. No creo que el equipo tuviese mala actitud. Cuando ves que estás defraudando a la gente, entras al campo y piensas mucho. Creo que en el fútbol, cuanto más piensas, peor. Hay que hacer las cosas con soltura.

-Con el paso de los partidos se van solucionando los problemas defensivos, ¿cree que con balón al Oviedo todavía le cuesta debido a ese problema de confianza? Poco riesgo en el pase, no hay paciencia para encontrar espacios…

-Sí, pienso igual. Mentalmente creo que, poco a poco, nos estamos quitando ese bucle de derrotas y de tanta desconfianza. A partir de ahí el equipo tiene que crecer con balón, soltarnos y mejorar el juego en general del equipo.

-En el Vetusta partía desde la izquierda y tenía libertad por todo el frente de ataque. En el primer equipo empieza en la media punta. ¿Qué le pide Rozada?

-Lo importante es adaptarse. En los últimos años he ido variando mucho mi posición: de mediocentro a la media punta, de ahí a la banda izquierda… Creo que estoy preparado para jugar en esas tres posiciones, pero lo importante es tener minutos y aprovechar las oportunidades.

-«Estoy encantado de jugar con él porque considero que es un futbolista que juega el mismo futbol que yo». ¿Qué piensa cuando Saúl Berjón dice esto de usted?

-Ayer me habían dicho que le preguntaron por mí, pero las declaraciones las escucho ahora por primera vez [risas]. Un placer muy grande. Llegas aquí hace dos años y te fijas siempre en los jugadores del primer equipo, Saúl en el que más. Acabas compartiendo vestuario y día a día y entrenar con él es un placer. Conectamos mucho y todo es más fácil cuando eso pasa. Me fijo en él y es un símbolo del oviedismo. Es nuestro capitán, al fin y al cabo.

-¿Cuánto le falta a este Oviedo para ser un equipo de Javi Rozada?

-Se empiezan a ver muchas cosas. Seguro que a lo largo de la temporada seremos un equipo con una identidad totalmente definida. Conceder poco en defensa y ser agresivos con y sin balón. Todavía queda mucho por pulir, pero ante el Numancia se vio algo parecido.