Nutri-Score abre la puerta a cambiar su vara de medir

M. Cedrón REDACCIÓN

SABE BIEN

España, Francia, Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Suiza y Países Bajos crearán un comité científico para facilitar la implementación de este etiquetado y revisar sugerencias

03 mar 2021 . Actualizado a las 09:19 h.

La polémica desatada en torno al modo en el que el modelo de etiquetado Nutri-Score (un semáforo de colores que va desde la A, en verde, para los productos teóricamente más sanos, hasta la E, en rojo para los más perjudiciales para la salud) evalúa alimentos propios de las dietas atlántica o mediterránea como el aceite de oliva, el jamón serrano o los quesos o cómo estos salen parados con respecto a otros productos procesados o ultraprocesados parece haber tenido consecuencias más allá de que el Ministerio de Consumo aceptara dejar fuera del modelo al aceite de oliva, reclamación a la que también se han sumado el resto de sectores. Ahora las autoridades de los distintos países de la UE que han adoptado este etiquetado —España, Francia, Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Suiza y Países Bajos— han unido fuerzas para articular un mecanismo de coordinación transnacional para facilitar la implantación del modelo. De este modo, expertos de corte independiente de cada uno de esos estados formarán un comité científico que, entre otras cosas, abre la mano a modificar el algoritmo que aplica Nutri-Score para evaluar los alimentos.

El objetivo de este comité científico lo detalló la semana pasada el Public Health France, el instituto francés que tiene los derechos sobre este modelo de etiquetado, en un comunicado en el que recoge la respuesta de Anne-Juliette Serry, la jefa de la unidad de alimentación de ese centro, a varias preguntas sobre cómo coordinarán estos países ese despliegue transnacional. Ahí es donde explica que, entre los objetivos del comité científico, están el de «asegurarse de que el algoritmo incorpore los últimos conocimientos científicos, además de estudiar el fundamento científico de cualquier solicitud de actualización del Nutri-Score enviada por el comité científico (organismo formado por dos miembros de cada país). Las solicitudes pueden provenir de las autoridades de cada estado, del sector económico, de las asociaciones de interesados o de cualquier otra parte interesada».

ALBERTO LÓPEZ

En base a ello, parece que el organismo Public Health France podría estar dispuesto a pensar las sugerencias lanzadas desde los consellos reguladores de las denominaciones de origen de queso gallegas, que al igual que han hecho desde la asociación Origen España a la que pertenecen tres de ellas, alegan que el algoritmo no hace caso en el caso del queso a parámetros como el valor biológico en aminoácidos necesarios para el sector humano, lo que acaba confundiendo al consumidor.

Pero no solo los quesos con denominación de origen han hecho esa reclamación. La Asociación Nacional de Fabricantes de Queso integrada en la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) han reclamado salir del Nutri-Score, como ya han autorizado al aceite de oliva, o como también han pedido los productores de jamón ibérico. Más allá de que no se tengan en cuenta los micronutrientes que tiene el queso como el calcio, dicen que este producto es un pilar económico en muchas zonas rurales de España, además de ser un camino que han emprendido muchas granjas lácteas para dar valor añadido a su leche.

Su principal queja es que la mayor parte de los quesos son penalizados por el semáforo con una letra D o E, por debajo de alimentos de consumo no esenciales que incluso obtienen una mejor puntuación. Además, apuntan en un comunicado que esas calificaciones contradicen la recomendación de consumir entre 2 o 3 raciones de lácteos al día por su alto valor nutricional. En ese sentido, el sector quesero critica «que el algoritmo ignore la correlación entre el calcio y el elevado nivel de proteínas de alta calidad del queso». Su gran temor es que el consumidor acabe confundiéndose y dejando de consumir un producto que tomado en su justa medida es saludable, con las consecuencias que eso tendría en la economía de los ganaderos.

Desde el sector lácteo añaden que recoger todas estas sugerencias es fundamental en un momento en el que la Comisión Europea está comenzando a pensar en cómo armonizar el etiquetado de los alimentos en todo su territorio dentro de la estrategia De la granja a la mesa. Su idea es presentar una propuesta de modelo frontal a finales del 2022 para que los consumidores puedan elegir los alimentos teniendo en cuenta criterios de salud.