Nieves González lleva las riendas de este tradicional obrador de Belmonte de Miranda que ya cuenta con venta online
04 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Exhalar el olor del pan recién hecho es uno de los mayores placeres que el ser humano puede experimentar. Una lujosa sensación que no todo el mundo se puede permitir, salvo los vecinos de Las Cruces. La tradicional panadería situada en dicho pueblo y que comparte su mismo nombre es la encargada de que a diario el aroma de este alimento elaborado exclusivamente con escanda y tras ser horneado en su vetusto horno de leña inunde las calles de esta aldea de Belmonte de Miranda desde hace 30 años.
Un negocio pionero en Asturias en la elaboración del pan de escanda del que Nieves González lleva las riendas. Siguiendo una receta ancestral y gracias al saber de su progenitora, a principios de los 90 esta belmontina decide poner en marcha una panadería para satisfacer la demanda de la época. «Mi madre siempre amasaba para casa en el horno que tenía de toda la vida, pero había gente que de vez en cuando le pedía una hogaza y yo decidí que había que sacar una rentabilidad», asegura antes de detallar que «pusimos una panadería industrial porque mi madre lo hacía todo a mano y de esa manera no podías hacer mucha producción».
No obstante, por aquel entonces este tipo de pan no era muy conocido. «Nos costó un poco comercializarlo porque casi nadie lo vendía y la gente veía las hogazas y no sabía que era la escanda». Sin embargo, a base de insistir, acudir a certámenes y eventos gastronómicos y darse a conocer por diferentes vías -principalmente por el boca a boca-, la panadería Las Cruces se fue haciendo un hueco en el mercado de este básico alimento.
Natural y artesanal
Un producto que todo su proceso productivo es artesanal. Para poder elaborarlo, Nieves González adquiere la escanda a productores locales. «Afortunadamente hay gente de la zona que se dedica al cultivo de este cereal, antes era complicado porque había poco». Una vez comprada la materia prima, «lo molemos nosotros en nuestro propio molino de piedra de dos muelas». Esto hace que la harina no tenga ningún aditivo y sea completamente natural.
Tras «moler lo que necesitamos para el día», toca el proceso de elaboración del pan que a juicio de Nieves González no es nada complicado. «Una vez hecha la pasta hay que dejarla fermentando durante una hora y pico. Luego haces las piezas de kilo o de casi dos -en su caso, estas tienen una forma trenzada- y van directamente al horno, donde están otra hora», detalla.
Todos los procesos son manuales
Además, cada uno de estos procesos de elaboración se hace a mano, salvo el de amasar. «Tuvimos que meter maquinaria para que nos ayudase a hacer el trabajo porque no es lo mismo hacer muy pocas piezas a la que tenemos ahora. No obstante, se pesa a mano, la forma la hacemos a mano… todo es Manuel, por decir que contamos con una amasadora», confiesa la panadera.
«Con la escanda el pan te aguanta tierno más tiempo, en el invierno incluso hasta una semana»
Otro elemento diferenciador de este alimento con el resto de panes es su consistencia. Pese a que el precio, por lo general, suele ser más elevado, «con la escanda el pan te aguanta tierno más tiempo, en el invierno incluso hasta una semana», resalta Nieves González, quien reconoce que «yo no sé hacer pan de barra ni otro tipo de pan». No obstante, en la Panadería Las Cruces también se comercializan otro tipo de productos, entre los que se encuentra el pan de trigo y de escanda; el bollo de chorizo; el rollo de avellana y nuez; la coleta de pan dulce y la boroña.
Puntos de venta
Una variedad de alimentos que se pueden adquirir en los comercios de las principales ciudades asturianas -Oviedo, Gijón y Avilés-, así como en Somiedo, Teverga, Proaza y Quirós. De la misma manera, acuden al mercado semana de la plaza de Grado y también cuentan con su propia página web en la que tienen venta online. «Enviamos a todos los puntos de España a través de Correos Express, esto quiere decir que el pan llega de un día para otro», asegura González, que lamenta que el reparto por los pueblos haya tenido que dejar de hacer debido a la despoblación.
No obstante, pese a que los pueblos por desgracia van perdiendo habitantes, el olor del pan recién horneado seguirá inundado las calles de Las Cruces durante muchos años más. «Mis sobrinas les gusta también el tema de la panadería y sé que no se va a perder la tradición porque cogerán el relevo cuando a mí me toque despedirme. De pequeñas siempre venían conmigo al obrador y lo viven igual que yo. Estoy muy contenta en ese sentido. Para mi hacer pan no es trabajar, sino una pasión, una afición», sentencia Nieves González.