Los insectos conquistan la nevera

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Los bichos empiezan a ganar cuota de mercado en Europa impulsados por la conciencia medioambiental y las voces expertas que prometen un producto de gran valor nutricional

04 oct 2021 . Actualizado a las 12:53 h.

La próxima (e inminente) revolución alimentaria es pequeña y no acaba de convencer a muchos comensales. Pero puede convertirse en la salvación que requiere la creciente población del mundo. Gusanos, grillos o escorpiones empiezan ya a copar un hueco importante en las despensas patrias. Y los expertos llevan ya un tiempo advirtiendo: su futuro es creciente y necesario. Desde hace un tiempo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lleva advirtiendo a los gobiernos de todo el mundo que la situación actual es insostenible. En el 2050, la necesidad de alimentos aumentará un 70 % y no hay más que echar un vistazo a lo que nos rodea para descubrir que nuestra forma de consumo vive un momento crítico. Los recursos de agua, suelo y pescado salvaje disminuyen poco a poco y es necesario buscar nuevas formas de alimentarse. Y aquí es donde entran en juego los insectos. Dicen los expertos que actualmente existen un millón de especies de insectos, que representan el 80 % del reino animal. Y de todos ellos, casi 2.000 ya son consumidas a día de hoy por millones de personas en todo el mundo. Son muchos los estómagos que han caído rendidos ante esta delicia. Otros todavía siguen mirándolos con cierto asco. Pero los duchos en la materia aseguran que los insectos, gracias a sus efectos nutritivos, se pueden convertir también en un instrumento para combatir el cambio climático y transitar hacia un sistema alimentario mucho más sostenible.

Según las expertas Anna Bach, profesora del Área de Nutrición de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la doctoranda Marta Ros, las especies de insectos son consideradas de origen animal, como la carne, el pez y los huevos, y proporcionan proteínas grasas y nutrientes muy valiosos: «Aun así, solo se han utilizado algunas especies de insectos para el consumo, si bien en algunos países, como los asiáticos, el consumo de insectos es un comportamiento dietético con una larga historia; en China, por ejemplo, su consumo se remonta a 2.000 años atrás», asegura Ros. Pero no solo en esta potencia asiática se llenan los platos con gusanos o grillos. Porque en otros lugares de África, Sudamérica, México o Australia también se sientan a la mesa a degustar este tipo de viandas.

Defiende Ros que esto de comer gusanos o escorpiones tiene otros valores añadidos y entre ellos destaca la reducción de la contaminación, una disminución en la emisión de los gases de efecto invernadero y un requerimiento inferior de agua: «La cría de insectos para el consumo humano deja una huella ecológica menor, sobre todo en comparación con la ganadería convencional». Pero, admite, queda mucho camino por hacer. Porque la realidad es que para que estos animales aterricen en las cocinas occidentales de manera definitiva todavía tienen que salvar el obstáculo de la aceptabilidad y el de la seguridad alimentaria.

Una vez superados, la recompensa puede merecer (y mucho) la pena. Marta Ros puso sobre la mesa algunos estudios que demuestran que de los insectos se puede aprovechar más materia que de otros animales. Para muestra, un botón. Se puede comer un 80 % del cuerpo de los grillos, mientras que de las aves solo es aprovechable el 55 % y de los cerdos y la ternera un 40 %. Hay más indicadores que juegan a favor de los bichos. Uno de los que Ros destaca es la conocida como feed conversion ratio, que es la cantidad de kilos de alimento necesarios para obtener el peso del animal: «Los insectos son de sangre fría y no tienen que metabolizar los alimentos para mantener su temperatura corporal; esto hace que sean muy eficaces en su producción como alimento».

El consumo de insectos está regulado en Europa desde el año 2015, cuando se comenzó a considerar a estos como alimento nuevo. En el 2020 consiguieron sumar otro éxito después de que un informe internacional concluyera favorablemente su valoración nutricional. Y para aquellos que ponen en duda el tema de la toxicidad también existen razones de peso para disipar las dudas. Porque los insectos no representan ningún problema para la seguridad, salvando las reacciones alérgicas que también se pueden registrar con otros alimentos como los crustáceos.

Ros y Bach no son las únicas que advierten de la importancia de seguir indagando en esta línea. Hace unos meses, investigadores de la Universidad de Cambridge advertían de que se necesitan cambios radicales en el sistema alimentario para salvaguardar nuestro suministro de alimentos y combatir la malnutrición frente al cambio climático. En un estudio publicado en Nature Food, estos expertos aseguraban que la desnutrición mundial podría erradicarse cultivando alimentos como la espirulina o larvas de insectos como la mosca doméstica.

¿Y los españoles?

No es que gocen de gran fama entre los españoles, pero los insectos empiezan a hacerse un pequeño hueco. De hecho, según el último Observatorio Nestlé, el 19 % de los ciudadanos de nuestro país estaría dispuesto a comer insectos si eso les permitiera llevar una dieta más respetuosa con el planeta. Eso sí, por ahora sin que se noten. Casi cuatro de cada diez aseguran que los comería si estuvieran camuflados como un ingrediente más del producto o de la receta, mientras que solo un 16,4 % los usaría como una alternativa a la harina para preparar rebozados o pasteles y un 13,6 % los incluiría como un snack crujiente.

Una herramienta para identificar todo tipo de bichos con la cámara del móvil

S. C.

Se ha convertido en una de las aplicaciones más descargadas por los curiosos y amantes del mundo

de los insectos. De cómodo uso, sencilla interfaz y gran porcentaje de acierto, esta aplicación permite identificar bichos con la cámara del móvil. El sistema es fácil. El usuario solo tiene que sacar una foto de la mariposa o mosca que quiere investigar y, a través de inteligencia artificial, el sistema es capaz de identificar la especie de la que se trata. Lo hace comparando las características más apreciables del insecto con su base de datos, que conforman más de mil especies diferentes. Y presumen de que su precisión es de más del 95 %.

Además, Picture Insect cuenta con una segunda utilidad que la hace realmente interesante. Porque los usuarios pueden compartir con otros la foto que han sacado para entre todos detectar qué especie es e intercambiar información sobre ella.

Esta herramienta es más que una simple aplicación de identificación y tiene ciertas opciones que la convierten en una pequeña red social. Los amantes de estos animales encontrarán una gran cantidad de información sobre las especies y podrán llevar un diario de a bordo con todos los que han ido identificando.