Comamala: «La clave de la cantera es que el club crea en ella»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

David Comamala
David Comamala Real Oviedo

La Voz de Asturias charla con el secretario técnico del Real Oviedo, pieza clave del equipo de Francesc Arnau en un verano muy complejo

05 ago 2020 . Actualizado a las 15:58 h.

Del trabajo en las sombras a ganar protagonismo en los medios de comunicación. Durante el mercado de fichajes, los directores deportivos y las secretarías técnicas, que siempre están realizando su labor en los despachos, afloran y pasan a ocupar la primera línea mediática de los clubes de fútbol. También en el Real Oviedo.

Y en la entidad azul, inmediatamente después de Francesc Arnau está David Comamala (Madrid, 1978). Pieza clave de las decisiones que se toman en el primer equipo, también es uno de los artesanos que están llevando a cabo una remodelación total en el Vetusta. LA VOZ DE ASTURIAS, en pleno mercado estival, charla con el secretario técnico del club carbayón. 

-¿Cómo empezó en esto del fútbol?

-Jugué toda mi vida. Era futbolista Tercera División o regionales en la zona del Empordà, en Girona. Estaba en la cantera del Figueres. El director deportivo, Albert Valentín, que luego estuvo en el Barcelona y en el Marsella con Andoni Zubizarreta, me propone compaginar la cantera con la secretaría técnica del primer equipo, que por entonces estaba en Segunda B. En Figueres también estuve dos años con Tito Vilanova. Te vas metiendo y de golpe y porrazo es tu profesión.

-Y se pasó al otro lado, por así decirlo.

-Llegó una oferta de Barcelona de una empresa importante que estaba creciendo mucho, Promoesport. A los 26/27 años estaba dando vueltas por el mundo solo por el fútbol.

-Tras estar en el Olot y en el Nàstic, ¿llevaba tiempo esperando una oportunidad como la del Real Oviedo?

-En su día, cuando estaba muy cómodo trabajando en Promoesport, dejé la empresa por motivos familiares. Me atraía trabajar en un club y más al lado de mi casa, como era Olot. Luego me vino a buscar el Nàstic y también estaba muy cómodo en Tarragona. No busqué nada. Me he dedicado a hacer siempre lo mío lo mejor que podía y lo demás ha ido apareciendo.

-Repasando su carrera aparecen muchos nombres de futbolistas en los que se fijó y que luego llegaron al fútbol profesional. ¿Anticiparse es la clave de su trabajo?

-Lo que es secretaría técnica, que aquí es mi función más pura, es eso, sí. Ya no buscar talento, si no intentar buscar situaciones que a nivel deportivo y económico encajen con el club donde estás. Ayudar al club a crecer.

En Catalunya, a Enric Gallego (delantero de Osasuna) lo conocía todo el mundo. Viene a Olot después de estar una temporada lesionado y meter solo dos goles. Lo que hicimos fue apostar por él en ese momento, la calidad del futbolista todo el mundo la tenía clara.

Lo de Germán Sánchez (central del Granada) fue una situación más peculiar porque lo fichamos para el Olot después de descender a Tercera con el San Fernando de Cádiz. No había salido de allí en su vida. Lo que me chocaba es que clubes como Cádiz, Xerez o el Recreativo no hubiesen apostado por Germán.

-Y ahora, el Oviedo.

-Oviedo es otro nivel y otra repercusión. La rigurosidad a nivel de resultados es mayor. Seguramente esas apuestas que pudimos hacer en Olot y Tarragona aquí son diferentes. Igual ese trabajo lo tenemos que hacer más con chicos para el Vetusta y la cantera, jugadores jóvenes que puedan tener recorrido.

-¿Qué tal está en el club y en la ciudad?

-Muy bien. A nivel personal está el hándicap de que tengo a la familia lejos, pero la acogida de la gente de Oviedo ha sido de diez. Tanto en el club como en la ciudad en general. Oviedo es una ciudad pequeña, bonita y manejable, no es estresante. El día a día es fácil y cómodo.

-¿Cómo se gestó su llegada a Oviedo? ¿Conocía a Arnau?

-Ni teníamos una amistad ni nos conocíamos muchísimo. Sabíamos el uno del otro y coincidimos en un par de comidas. Poco más. Cuando fichó por el Oviedo me llamó, me explicó el proyecto y comimos un día en Barcelona. Todo esto deprisa y corriendo, porque ya se iba para Oviedo. Enseguida conectamos y creí que era el momento idóneo de dar el paso a un club de un nivel diferente, con otros objetivos. Más presión y más ambiente de fútbol.

-¿Cómo vivió ese mercado de invierno tan intenso?

-Firmé justo después de Navidad y Francesc ya llevaba 10 o 15 días en el club. Lo primero era intentar aportar mi granito de información, cosas que ya traes contigo. Fue un mercado peculiar. Francesc y yo teníamos claro las necesidades del equipo, pero el problema grave era el económico. Hasta que no estás dentro es imposible conocer la situación real.

Apareció alguna sorpresa, salarios de cantera que se arrastraban y otros déficits que nos lastraban. Arnau estuvo muy hábil en algunas de las operaciones para que todo lo demás fuese viable. Fueron momentos un poco tensos pero que al final, entre todos, pudimos salvar. Fue un buen mercado de invierno.

-¿Y ahora? Supongo que lo de las vacaciones es una quimera.

-Va con la profesión. Esta es la época más bulliciosa, porque trabajar lo hacemos durante todo el año. Ahora se acumulan las cosas. Además, el fútbol no es la profesión más organizada del mundo, que digamos. Y más en la situación actual.

-El teléfono como compañero de vida.

-Estamos prácticamente todo el día con él. Sean llamadas, mensajes, correos… Es lo típico de estar cenando a las 22:00 horas y alguien te contacta. Y a nivel internacional ni te digo. Gente de Sudamérica que trabaja a esas horas y a las 00:30 estás hablando con alguien de Argentina. Estamos conectados todo el día.

-Tras ese mercado de invierno, ¿qué fue lo primero que hicieron?

-Llevamos muy poco tiempo en Oviedo y lo que hemos intentado es dotar al club de una estructura a nivel de secretaría técnica o dirección deportiva. Una estructura que, a la larga, al club le reporte jugadores y beneficios. Una información que hasta ahora no había. Nosotros formamos un grupo de trabajo al que ahora se incorpora Mario Prieto, ya somos cinco personas viendo fútbol.

-¿Cuál es el proceso a la hora de realizar un fichaje?

-No hay una fórmula mágica. Arnau marca la línea a nivel deportivo. Recopilamos información, la manejamos y valoramos las situaciones contractuales, de salario, opciones que te da el mercado… Luego, en el contacto con los agentes, tanto Francesc como yo somos los que estamos más encima.

-¿Qué tal es ese trato con los representantes? ¿Ayuda el haber trabajado en una agencia?

-Lo llevo con naturalidad. En todas las profesiones o negocios hay intermediarios y representantes. En todos. Estuve siete años en una empresa importante de este mundillo y seguramente conozca un poco más la mentalidad y el día a día de las agencias. Pero al final no se trata más que de tener cuantas más relaciones mejor y respetar a todo el mundo. Yo miro por el Oviedo y el de en frente mira por su futbolista. El interés siempre acaba siendo mutuo y las partes se deben respetarse para poder encontrarse después.

-Hablemos de este verano. ¿Está siendo todo muy complicado?

-No sé si complicado, pero si se está ralentizando todo. Es que la Segunda División todavía no ha terminado. Estamos esperando a que se juegue un playoff de ascenso y ver qué jugadores no ascienden, qué jugadores de Primera y que no han jugado mucho están disponibles, qué jugadores quieren jugar más arriba…

-Y luego está el apartado económico.

-Entiendo que todos los clubes, en mayor o menor medida, notarán la repercusión económica de todo lo que estamos viviendo. La sociedad estará muy afectada y es imposible mantener los mismos ingresos. Creo que se van a regularizar cosas que a lo mejor se estaban yendo un poco de madre, como los salarios en Segunda. Ahora, como pasa fuera del fútbol, todo el mundo tendrá que ajustar el cinturón. El que no quiera verlo y entenderlo está fuera de la realidad.

-El mercado de Segunda B, en este contexto, entra en escena.

-Creo que mirar hacia la Segunda B es una obligación. Ya no por la situación económica, si no porque es nuestro trabajo. Hay que estar pendiente de todo el talento que se puede mover ahí.

-¿Qué importancia tiene Ziganda en el proceso de selección de jugadores?

-Aquí las dos partes tienen que entenderse. El entrenador tiene que entender que hay un club que marca la política deportiva. Por desgracia, la figura del entrenador en todos los clubes es muy inestable. La dirección deportiva es la que domina el aspecto deportivo/económico, por así decirlo, pero luego seríamos unos necios si no fuésemos de la mano del entrenador. Es el que te va a llevar a los éxitos. Hay que tener claro el perfil que busca y mejor le viene al técnico, y dentro de esa idea aportar nuestro trabajo. Se trata de encontrar un equilibrio de roles para ir de la mano.

-Hablando del primer equipo, la portería es la posición que más urge reforzar.

-Es innegable que es una demarcación especial. Sobre todo, porque a no ser que pasen cosas, juega uno durante toda la temporada. Es una posición peculiar. Son decisiones que toma el club de manera conjunta con el entrenador, el objetivo ahora es buscar otros perfiles y poder mejorar lo que había.

-¿Cuántas operaciones para el Vetusta dependían de la permanencia del primer equipo?

-Todas las que no fueran de jugadores salidos de casa (Praviano y División de Honor). Gassan, por ejemplo, es un delantero al que querían varios filiales del fútbol profesional. Tú puedes convencer al Norwich porque estás en Segunda B, si no es inviable.

-¿Está siendo complicado encontrar centrales para el Vetusta?

-Por el perfil de filial que se ha hecho, que es un equipo muy joven y con talento, estamos buscando desde el principio tener a algún futbolista con más poso y experiencia. Se ha quedado Róber Sierra, que puede jugar como mediocentro o central, pero no tenemos ninguno más. Pasamos de siete u ocho a uno. Es una decisión valiente.

Estamos buscando otro jugador, a lo mejor para el puesto de central, similar a lo que nos da Róber. Buscamos un perfil muy concreto que creemos haber encontrado, pero esto no es cuestión de un día. Tenemos la plantilla encaminada, nos quedan dos o tres licencias por cubrir, pero todavía falta trabajo. El mercado finaliza el 4 de octubre y hay que estar seguros.

-¿Es compatible la juventud con dicha demarcación?

-Cada situación, cada temporada y cada club es diferente. En Tarragona tuvimos a un chico (Salva Ferrer) que lo sacamos de la Damm y, tras año y medio jugando en el filial de Tercera, jugó en el primer equipo y lo traspasaron al Spezia italiano. Ayer se clasificaron para el playoff de ascenso a la Serie A y Salva jugó mucho.

Aquí también hay chavales que vienen del juvenil, como Marotías o algún otro, que harán la pretemporada con el filial y se puede dejar una plaza abierta y ver si nos pueden ayudar.

-Ya están confirmados los fichajes de Gassan Ahadme y Guille Bernabéu.

-A Gassan lo conozco de su etapa en División de Honor y era un futbolista que físicamente dominaba el juego en un grupo con muchos equipos buenos (Barça, Espanyol, Damm, Zaragoza, Mallorca, etc). En Inglaterra ha crecido más. Es un delantero de 1,90 diferente, veremos si somos capaces de ayudarle y que él pueda dar un paso más. Es un perfil de delantero difícil de encontrar.

Guille es un jugador que Francesc ya conocía de su etapa en Málaga. Le hemos ido siguiendo estos seis meses y encaja en lo que buscábamos. Un mediocentro sobrio, con buen pie y un físico para evolucionar. Un ‘6' clásico que nos puede ayudar.

-Erik Aguado podría ser uno de los siguientes. ¿La Tercera División también está en el punto de mira?

-Es el paso lógico. Puedes arriesgar mucho con futbolistas que salen del juvenil, porque el salto es importante. Y luego están los jugadores que están destacando en Segunda B y en Tercera. Es lo lógico. Si no lo tienes en casa, en Oviedo, que siempre es el primer paso, pues buscas fuera perfiles que encajen, sean diferentes y puedan aportar.

-¿La mirada al mercado catalán es algo pasajero? ¿Será una tendencia?

-No es la idea que sea una tendencia. Llevo ejerciendo diez años como secretario técnico en Catalunya, conozco lo que hay allí. Pero no quiere decir que siempre vaya a ser así. Se han traído a 3-4 que entendemos que son mejores que otros que pueden llegar de otro sitio. Lo normal es que no sea una dinámica. Siempre he pensado que, hablando de chicos jóvenes, cuanto más cercano esté a su entorno familiar mejor para su potencial.

-Lo que sí es buscado es la edad media que tendrá el filial.

-Llegamos y había seis o siete jugadores que no eran sub-23 en el filial. Eso, deportivamente para el club, no tenía mucho sentido. Muchos de los titulares habituales en el Vetusta no podían jugar arriba. Luego está la idea futbolística. A nivel de perfiles para el Vetusta si estamos buscando algo diferente a lo que había. Eso se tendría que ver en el juego.

-¿La Segunda B PRO cambiará el diseño de los filiales y su potencial en el mercado de fichajes?

-Es una incógnita. Sí pienso que, si un club cree y trabaja en ello, el filial te puede dar lo mismo estando en Segunda B que en Segunda B PRO. Lo normal es que los mejores jugadores jóvenes estén en PRO porque los filiales potentes (Madrid, Barcelona, Villarreal, Atlético, etc), si no ocurre nada extraño, estarán en PRO.

Si nosotros podemos estar ahí sería tremendo, pero será difícil. Lo importante es elegir bien el perfil de futbolistas que quieres y competir. La clave de la cantera es que el club crea. La dirección deportiva por supuesto, pero sobre todo el club. Porque es un trabajo arriesgado.

-¿Les ha dado tiempo a estudiar el potencial del fútbol asturiano?

-Potencial hay, es de sentido común. Esta es una región de un millón de habitantes y hay dos clubes en el fútbol profesional. De la cantera del Oviedo, cuando el equipo estuvo en Primera y Segunda y se ha podido invertir en ella, siempre han salido futbolistas. Es cuestión de paciencia y trabajo. Y de creer en ellos.

En los últimos 15 años el Oviedo estuvo en categorías bajas y eso afecta a la cantera. A generaciones enteras. Esa es la realidad. Las categorías marcan y, además de que no podías invertir mucho, los chavales se iban a otros equipos. Ahora es cuestión de tiempo para que vayan saliendo. Y ojo, en esta última plantilla había mucho jugador de aquí. Creo que hay un trabajo detrás.

-Arnau se refirió en rueda de prensa a un grupo de futbolistas que llega desde abajo.

-Llegan unas generaciones desde cadetes que son muy majas, sí. Esos chicos llevan juntos desde alevines y los frutos se podrán ver en unos tres años, cuando empiecen a meter la cabeza en el filial. Y por abajo también hay cosas. Todo empieza a ser homogéneo y es cuestión de paciencia.

El problema de las canteras es que hay gente que no la valora porque tarda en dar sus frutos. Lo que estás haciendo hoy no da sus frutos hasta dentro de tres o cuatro años. Es un trabajo desagradecido. Ahora se está invirtiendo en cantera y seguro que saldrán futbolistas.