El mítico restaurante con raíz asturiana que está al borde del cierre

E.R. REDACCIÓN

SABE BIEN

Uno de los salones del Lhardy
Uno de los salones del Lhardy

La pandemia ha puesto contra las cuerdas la subsistencia de este histórico establecimiento situado en Madrid y abierto en 1839 por una familia tinetense

04 mar 2021 . Actualizado a las 16:45 h.

La pandemia por el coronavirus ha puesto en jaque a la hostelería. Las restricciones impuestas para frenar la expansión de la enfermedad han hecho que muchos negocios tuvieran que bajar sus persianas y otros que vean peligrar su futuro como es el caso de Lhardy. El emblemático restaurante, situado en Madrid y con raíz asturiana, ya está al borde del cierre. Aunque sus 182 años de historia avalan su buen trabajo, la empresa ha presentado el preconcurso de acreedores debido a las pérdidas ocasionadas por la crisis sanitaria y ya trabaja en renegociar sus deudas.

El «remate» a la situación de este templo gastronómico puesto en marcha en 1839 por el tinetense Antonio Feito tras la compra a la nieta del fundado, tal y como recoge Europa Press, lo ha ocasionado la pandemia, aunque llevan diez años con «problemas» por las obras en el entorno del complejo Canalejas que les impiden contar con una terraza. Aún sí los gerentes no pierden la ilusión y pretenden salvar al negocio -formado por el restaurante, el obrador y la tienda- en tan solo tres meses. Pero, no lo tienen nada fácil ya que, aunque se han adaptado a las circunstancias, la clientela ha bajado notablemente. Solo abren al mediodía y con la mitad de consumidores. También la ausencia de turismo ha agravado la reducción de ingresos.

La crisis sanitaria ha puesto contra las cuerdas su subsistencia, a pesar de que sus salones fueron testigos de cómo se construía España. Por ahí pasaron gente de renombre, desde la reina Isabel II hasta los representantes de la II República, así como la Reina emérita Doña Sofía, entre otras celebridades. Al mismo tiempo, está incluido en los locales centenarios de Madrid y, además, puede presumir no solo de mantener sus orígenes, vinculados al Principado que le permiten mantener esa esencia, sino también de ser el primer restaurante de lujo del país.

El negocio abrió sus puertas en pleno siglo XIX cuando Feito se embarcó en la compra de Lhardy y trajo la modernidad a los negocios de restauración al incorporar por primera vez mantel blanco y cubertería de plata, así como establecer una separación en las mesas. A partir de ahí, generación tras generación fueron sembrando y cosechando el éxito hasta convertirse en el templo del cocido en Madrid. Uno de los secretos del buen sabor de sus platos está en los alimentos de calidad que utilizan y comercializan. Tanto la mantequilla, el chorizo y la morcilla que se sirven en el restaurante, entre otros productos proceden de Asturias. Todo ello hace que, a pesar de la distancia y la complicada situación, los nuevos gerentes aún mantienen vivos los vínculos con la tierra natal de sus antepasados.