¿Tiene sentido el menú infantil en los restaurantes?

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Una mala idea. El restaurante Eclectic, de A Coruña, advierte en su web de que no sirven menú infantil. Nutricionistas y cocineros se muestran contrarios a los platos para niños porque «infantilizan el paladar»

12 dic 2022 . Actualizado a las 09:14 h.

Es un elefante en la habitación. La mayoría de hosteleros y padres saben que el menú infantil no es la mejor idea, ni en términos alimenticios ni educacionales. Pero unos y otros suelen hacerse los suecos buscando un beneficio propio que desgranaremos en las próximas líneas.

El hecho de que el restaurante Eclectic, uno de los emblemáticos de la alta cocina de A Coruña, advierta en su página web —con un tamaño de letra considerable— de que no sirven menús infantiles, hizo saltar la liebre respecto a este espinoso asunto. La cuestión es que son muchas las familias que intentan comer bien —solo— en casa, y cuando salen procuran evitar discusiones con los chicos y disminuir el montante del tique, algo fácil de conseguir usando el recurso de los platos para niños. Por eso, infinidad de dueños de restaurantes optan por incluir menús infantiles en su propuesta gastronómica, pues saben que es el gancho perfecto para asegurarse la visita de numerosas familias.

Sergio Musso, copropietario de Eclectic, es una de las pocas notas disonantes que se atreve a manifestarse, dentro del sector de la hostelería, abiertamente en contra de este tipo de opciones. Según explica, en su local dejan muy claro que no tienen «comida para niños» porque la visita a su restaurante «supone una experiencia de tres horas con un menú gastronómico que pueden probar los más pequeños sin problema, porque deberían comer de todo, pero lo cierto es que no es un espacio ni un rato que esté pensado para ellos; aunque solo sea porque tenemos sillas de terciopelo. Hay algunos padres que no lo entienden, y sí nos hemos encontrado reticencias, pero yo creo que hay que verlo como cuando un adulto va a la ópera o al teatro, que no se plantea llevar a los niños, pues esto es algo parecido». Además, añade este chef: «Hace tiempo, un Fin de Año sí decidimos contar con menú infantil en la propuesta, y nos dimos cuenta de que muchos de los que lo demandaba tenían más de 20 años: esto es infantilizar el paladar». Por otro lado, comenta que también tienen clientes, y algunos de ellos e encuentran entre sus comensales habituales, que gracias a que sus padres los llevaron de adolescentes a Eclectic, han continuado yendo motu proprio con 20 años.

Sentido común 

El profesor de cocina del CIFP Carlos Oroza, en Pontevedra, no encuentra ningún tipo de ventaja en estos menús, normalmente repletos de fritos, ultraprocesados y, en definitiva, alimentos de calidad ínfima. «Como profesor y como padre me parece que en estas cosas hay que tener sentido común; normalmente muchos progenitores eligen estos platos para sus hijos en una especie de huida hacia adelante: pueden salir a comer fuera con la garantía de que no habrá disgustos, pero al final los chicos se acostumbrarán a comer solo espaguetis y filete con patatas», comenta.

«Con este sistema educamos mal los paladares de los niños, vinculando un momento de ocio a platos de mala calidad, en vez de a elaboraciones ricas con verduras o pescado. Para mí el hecho de que existan los menús infantiles es una consecuencia natural de que las cosas están fallando, tanto en casa como en el colegio, porque si no, estas alternativas no serían necesarias para algunas familias, ni ningún reclamo por parte del sector hostelero».

En esta línea se manifiesta Carolina Martínez Couto, una nutricionista acostumbrada a diseñar menús infantiles para guarderías. «En primer lugar, el niño desde que come sólido debería alimentarse igual que un adulto, pero es que además, el mal llamado menú infantil suele constar de sanjacobos, nuggets, pizza, pasta, helados y refrescos; es decir, una cantidad desmesurada de calorías, grasas saturadas y azúcares; justo lo contrario a lo que debe ser una alimentación saludable». Matiza que, ni tanto ni tan calvo, es importante no demonizar ningún tipo de platos si estos se consumen con moderación, pero el error está en asociar estas comidas a la edad más temprana. Algo similar comenta Musso, al añadir que algunas de las familias que visitan Eclectic quizás han ido el día anterior a McDonalds, pero la cuestión es que sus hijos son capaces de comer de todo, y lo disfrutan».

«Es bueno para el niño que sienta que es uno más, y no que su comida es diferente a la de sus padres o hermanos mayores, que pueda compartir con ellos las sensaciones de un nuevo sabor». Así, comparte Carolina, dueña de esta frase, con Ricardo y Sergio lo que denominan la infantilización de la comida que, aseguran, es innecesaria.

Sin pescado ni verdura

Si se analizan menús infantiles de varios locales de Galicia se descubre que, efectivamente, eliminan parte de los platos más saludables —y, para muchos, sabrosos— que tienen en carta. Un restaurante especializado en raxo de A Coruña tiene un menú por 11,50 euros específico para niños de hasta 8 años, cuya diferencia respecto a las opciones que ofrecen a los adultos radica en eliminar los platos de marisco y chicharrones y, evidentemente, el alcohol. De este modo, los más pequeños se quedan con croquetas, tortilla y raxo.

Ocurre lo mismo en una parrillada con locales repartidos por toda Galicia. Pese a que en carta cuentan con bacalao a la portuguesa, pulpo o pimientos de Padrón, en el menú infantil solo se ofrece hamburguesa o churrasco con patatas. Tres cuartas partes de lo mismo ocurre con una cadena especializada en platos combinados. En estos establecimientos se ofrece una amplia variedad de ensaladas, merluza o chipirones. Pero el cántaro vuelve a ir a la fuente y, en este caso, la alternativa para niños solo permite elegir entre estas tres opciones: milanesa de pollo con calamares, croquetas y patatas; espaguetis boloñesa o arroz a la cubana. Según la especialista en nutrición, hay una tendencia a evitar dar pescado a los niños pequeños por las espinas, cuando en muchos locales ya los ofrecen preparados para comer.

Son muchos los padres que quieren ganarle un pulso a la cartera y se inclinan por esta opción para sus retoños, pues siempre parece más económica. No obstante, el docente Ricardo Fernández insiste en que los usuarios tengan un ojo un poco más crítico. «Estos menús parecen baratos, pero por la escasa cantidad de comida que suelen poner y el tipo de producto que sirven, en realidad son muy caros. Este es otro de los motivos por los que a muchos bares y restaurantes les compensa disponer de estos platos, pues obtienen un beneficio económico».

Según la experta en nutrición puede existir un menú diferenciado para niños si este ofrece, simplemente, menos cantidad, pues es cierto que no requieren una abundancia similar a la que requieren los adultos.

Fiestas de cumpleaños

Lo de que a los niños se les ofrezca comida de mala calidad encuentra su mejor ejemplo en las salas de cumpleaños, donde la mayoría sigue tirando de bollería industrial, snacks pasados de conservantes y todo tipo de azúcares; una cuestión a resolver si se tiene en cuenta que hay veces que los niños acuden a este tipo de fiestas casi una vez a la semana.

El Ministerio de Consumo preparó una norma para que los más pequeños comiesen mejor en los colegios. En su propuesta se fija que los menús de las escuelas tengan al menos un 45 % de frutas y verduras, y apuestan por la dieta mediterránea como base a la hora de elaborar los platos.