Pedro Ferrer, vicepresidente de Freixenet: «La albariña es la uva que mejor se paga en España»

SABE BIEN

MONICA IRAGO

El gigante del cava catalán fue uno de los primeros grupos vitícolas en llegar a Rías Baixas de la mano de su hoy vicepresidente. Pedro Ferrer está tan convencido del potencial de las variedades gallegas que ha incorporado Vionta, marca que también comercializa un godello, al selecto grupo de bodegas que forman Ferrer Wines

25 may 2024 . Actualizado a las 10:10 h.

Cuenta Pedro Ferrer que una de cada diez copas de espumoso que se consumen en el mundo está elaborada por Freixenet. El vicepresidente del grupo fue uno de los responsables de que este gigante del vino se fijara en una denominación de origen que acababa de nacer. Llegó a Rías Baixas en 1996 para asumir la gestión de Pazo Baión, que acababa de ser expropiado a Laureano Oubiña. Casi treinta años después, Pedro Ferrer es ya un defensor del potencial de las variedades de las uvas gallegas. Así que no ha dudado en llevarse a Vionta, la bodega que en su día fundó Freixenet en Rías Baixas, a Ferrer Wines, grupo bodeguero que él preside y que aspira a hacer elaboraciones muy pequeñas y vinos especiales.

—Freixenet fue uno de los primeros grandes grupos en llegar a Rías Baixas. ¿Cómo fue?

—Llegamos a Rías Baixas en el año 96. Surgió una oportunidad porque, en aquel entonces, conocía a una persona que estaba de administrador judicial en Pazo Baión y nos dijo si nos podía interesar lo del pazo. Y yo ya, desde siempre, tenía mucho interés en la zona. Cuando estudiaba viticultura y enología en Madrid, en el año 82, ya el profesor nos dijo que el albariño era una de las variedades de uva más emblemáticas que hay en España, con más personalidad y con más futuro. En los años ochenta, del albariño quedaban poquísimas hectáreas, porque no empezó a resurgir hasta los noventa, pero a mí siempre me quedó el interés ese de lo que nos habían contado los profesores. Entonces, cuando nos contactaron desde Pazo Baión vine aquí con Josep Buján, que era el enólogo de Freixenet de toda la vida que ahora se jubiló, y los vinos nos encantaron. Todo nos gustó mucho, pero desde el principio no sabíamos si el tema de Pazo Baión iba a acabar concretándose o no, porque había un poco de inseguridad sobre cómo iba a ser el proceso. Siempre dijimos que nos gustaría desarrollar una marca propia, que fuera nuestra, por si algún día no se concretaba lo del pazo. Pensábamos que si no podíamos seguir ahí, que todo el trabajo que habíamos hecho redundara en nuestro favor y tuviéramos una marca que fuera nuestra. Ellos tenían la marca Vionta, que nos cedieron, y nos explicaron que era un islote que hay a la salida de la ría de Arousa. Nos parecía un nombre muy bonito y una historia bonita. Hemos pasado cerca de ella en barco varias veces.

—Tenían razón, al final no pudieron quedarse en el pazo.

—Estuvimos allí bastantes años, hasta que se concretó la adquisición, que lo compró Condes de Albarei. Nosotros participamos en la subasta, pero Condes de Albarei fue con más entusiasmo y con más dinero. Pero, desde el momento en que salimos de Pazo Baión, pensábamos que necesitábamos una bodega propia. Primero nos fuimos a Paco & Lola, donde nos elaboraron vino. Y el gerente de entonces se marchó de allí para venirse a esta bodega, que antes era Agnusdei. Esta pasó a Abanca, que tenía interés en venderla, y fue una oportunidad. El sitio nos encanta, por las vistas. Estamos muy contentos, hemos ido un poco de peregrinos y ahora hemos encontrado casa. Me gusta mucho más esto. Por las vistas y porque tiene unas instalaciones mucho más modernas.

­—Usted ha vivido de cerca el crecimiento de Rías Baixas, ¿cómo ha evolucionado esta denominación?

—Ha evolucionado muy bien. Yo creo que es modélica. El desarrollo aquí ha sido de los más potentes que hay en España. Poco a poco se han ido instalando los grandes grupos, ya no queda ninguno que no esté por aquí, el último, Vega Sicilia. Todos los grandes grupos tienen vinos en esta denominación. Y el precio de la materia prima, yo creo que es la uva que mejor se paga de toda España. Lo comparamos un poco con el éxito de champán. Si se compara el precio de la uva de Rías Baixas con el de la mayoría de las otras denominaciones españolas es una diferencia tremenda. Ahora quizás la denominación tenga que asentarse un poco, porque con unas escaladas de precio así, tan altas, puede ser peligroso. Y en Rías Baixas ya ha pasado eso. Si se va demasiado de prisa es peligroso.

—Lo que está claro es que se ha conseguido convertir la albariña en una uva de referencia.

—Se ha conseguido hacer del albariño una uva de referencia mundial. Se está plantando en California, en Australia y en Burdeos. En Cataluña hay algún productor que tiene, pero a mí lo que me ha llegado es que no se da muy bien, por eso es mejor venir aquí a cultivarla.

—Ahora, además, también comercializan un godello, ¿no?

—En Monterrei estamos elaborando un godello. Como empezamos aquí, porque de momento no tenemos bodega. Nos lo elabora Pazo do Mar. Porque el godello ahora tiene mucha tirada y está de moda. El otro día estábamos en un restaurante en Madrid y el camarero nos dijo que ya quizás se pide más godello que albariño o está ahí, al 50-50. En todas partes hay godello.

—¿Tienen previsto ampliar su presencia en Galicia o incorporar alguna nueva bodega?

—Por ahora, con el albariño y el godello tenemos bastantes. Queremos acabar de consolidarnos. Esto antes era Freixenet y ahora somos Ferrer Wines, un grupo más pequeño que se creó en el año 2019 y, desde entonces, ha pasado de todo: covid, inflación, guerra... Ahora estamos en una fase que, como grupo, nos tenemos que consolidar. Ni aquí ni en ninguna parte estamos pensando en expandirnos. Si eres un grupo como Freixenet, puedes tener otra perspectiva, pero nosotros no la tenemos, hay que ser mucho más humildes.

—Usted, además de vicepresidente de Freixenet, es presidente de Ferrer Wines, cuéntenos en qué consiste ese grupo donde está Vionta.

—Nace en el 2019 y es un spin off de Freixenet, porque todas las bodegas que lo forman pertenecieron a ese grupo. Yo había intervenido mucho en el desarrollo de estas bodegas, en su compra y en su puesta en marcha, y me hacía mucha ilusión continuar con ellas. La perspectiva es distinta. No hacer elaboraciones enormes como hace Freixenet, sino hacer elaboraciones más pequeñas y vinos especiales, que reflejen el territorio, el terroir de cada zona. Actualmente estamos haciendo bastantes experimentaciones en todas partes. Nos quedamos con las bodegas de Rioja, Ribera del Duero, Rías Baixas y con Finca Ferrera en Argentina. Y en el 2021 incorporamos Cavas Hill.

—¿Es preciso irse a otros países a buscar zonas más adecuadas para el cultivo del viñedo?

—Argentina fue una oportunidad, que era parte del grupo Freixenet. Nosotros la conocíamos muy bien y es una propiedad muy buena en el valle de Uco, que es una zona que está muy bien considerada en Argentina. Y nos pareció una oportunidad. En España hay tanta diversidad de microclimas, porque tenemos todos los climas del mundo, y de tipos de suelo, que aquí se pueden hacer muchas cosas, quedan por hacer. Hay zonas que se están descubriendo ahora y ganando prestigio. Pasa en Galicia, con la Ribeira Sacra, que está empezando a coger mucha reputación.

—Usted dice que le gusta tener presencia en las denominaciones más importantes ¿están las gallegas entre ellas?

—Mucha gente en España y en el mundo diría lo mismo, que las cuatro erres son las cuatro denominaciones más importantes: Rioja, Ribera, Rueda y Rías Baixas.

—En Cataluña tienen problemas con la sequía y Galicia, este año, con las lluvias. ¿Llegará un momento en el que no se podrá cultivar vino en determinadas regiones de España?

—Se están haciendo muchos estudios climáticos, con proyecciones. Por ejemplo, en la Federación Española del Vino tienen varias investigaciones que, por suerte para Galicia, dicen que es una zona privilegiada. Porque si el clima se vuelve más seco o si se volviera más seco en Galicia, sería más favorable para la viticultura. Esos estudios son preocupantes, si acaban siendo ciertos, porque amplias zonas de España, donde ahora se produce el vino, dejarán de ser viables. Pero es que, ahora mismo, ya estamos pasando muchas dificultades en Cataluña, que es zona mediterránea, pero del norte. Llevamos tres años terribles, aunque esta primavera ha sido mejor, porque ha llovido un poco.

—Los vinos blancos están de moda, ¿cree que es el fin de los tintos?

—Yo creo que no, que los tintos van a volver, como la lluvia en Cataluña. A lo largo de mi vida ya he vivido muchas veces la moda de los espumosos, que parecía que siempre iban a estar de moda, pero luego pasaron a ser los tintos. Los tintos están pasando un mal momento, pero creo que en cuatro o cinco años pueden volver a estar en la cresta de la ola. Es difícil de predecir, pero sabemos que eso ha pasado históricamente.

—Usted viene desde la tierra del cava. ¿Qué opinión le merecen los espumosos de Rías Baixas? ¿Hará también un espumoso en Vionta?

—Lo hemos pensando, pero aquí, en estas bodegas, no tenemos la instalación adecuada para hacer cantidades importantes de espumoso. Se podría hacer alguna partida muy pequeñita. Si hacemos algo, será muy experimental. Empieza a haber bastantes albariños muy interesantes y aquí habíamos hecho algo también.

—Desde hace unos meses es también el presidente de la Federación Española del Vino. ¿Cuáles son sus objetivos al frente de esta entidad?

—Mi mandato se apoya en cuatro pilares: el consumo con moderación, la exportación y abrir mercados a los vinos españoles, la sequía y la sostenibilidad y la difusión de la cultura del vino. Crear oportunidades de consumo y acercarse a las nuevas generaciones, que parece que el interés no acaba de despertárseles jamás. El sector está haciendo ya muchas cosas y habrá que concentrarse más en eso. Hay mucha gente trabajando para explicar que el vino, si se consume moderadamente y como parte de una dieta, es mucho más saludable.