Verduras congeladas: la alternativa saludable para contrarrestar el alza de precios

Yandry Fernández Perdomo / L.G.V.

MÁS ACTUALIDAD

Las concentraciones de vitaminas en estos productos son mayores y, además, en algunos casos salen un 70 % más baratos que sus homólogos frescos

11 jul 2023 . Actualizado a las 10:07 h.

Cada persona en España consume de media 57,94 kilos de verduras frescas al año, casi un 10 % del total de alimentos de la cesta de la compra nacional, según los últimos datos de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura. El alza generalizada de los precios ha obligado a ajustar los hábitos de consumo y a tirar de productos más económicos. 

Las verduras congeladas están en el punto de mira por ser más baratas. Un sondeo realizado la semana pasada en supermercados y tiendas online evidencia que el precio de productos frescos como los guisantes (5,38 euros el kilo), calabacines (4,14 euros el kilo), zanahorias (2,82 euros el kilo), espinacas (6,37 euros el kilo)  y judías verdes (2,25 euros el kilo) duplicaban —y en algunos casos triplican— el coste de estas verduras en su versión congelada. Que el precio sea mucho más elevado en un caso que en otro no tiene que ver con la calidad en sí del producto, sino con su durabilidad. Lo explica el experto en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Pablo Zumaquero. «Cuando tú puedes comer un producto durante un año o dos años porque no lo tienes que tirar, entonces su precio disminuye. Los frescos se deterioran más rápido y hay que tirarlos a los pocos días y por ello su coste es más elevado», explica. 

Respecto a sus propiedades nutricionales, este experto subraya que las verduras congeladas son fantásticas. «Conservan muy bien sus propiedades porque reducir la temperatura a estos productos alarga su vida útil. Además, hace que no crezcan las bacterias ni los microorganismos». 

Esto es lo que ahorras si compras verduras congeladas:

  • Guisantes: 1,45 euros/ kilo (73 %)
  • Calabacines: 2,82 euros/ kilo (31 %)
  • Zanahorias:  1,05 euros/ kilo (62 %)
  • Alcachofas: 5,22 euros/ kilo (25 %)
  • Espìnacas: 1,98 euros/ kilo (68 %)
  • Judías verdes: 1,35 euros/ kilo (40 %)

Esta opinión también la comparte David Novo Pantín, nutricionista de Narón, quien afirma que las concentraciones de algunas vitaminas pueden llegar a ser mayores en algunos productos congelados frente a los frescos. Esto se debe a que las bajas temperaturas paralizan las pérdidas nutritivas que se pueden producir por oxidación en los productos frescos. No obstante, insiste que si la congelación no es correcta o no se respeta esta cadena del frío, se puede dañar esa estructura celular de la verdura y esto puede generar en ella cambios, a nivel de texturas, sabor o el color. 

La principal diferencia entre las verduras congeladas y las frescas es la ultracongelación a la que son sometidas. Un proceso en el que «se congela el producto a gran velocidad, en continuo movimiento para conservar la calidad, sabor y valor nutricional, y con aire a menos 40 grados centígrados, lo que permite que el producto alcance rápidamente los 20 grados bajo cero, consiguiendo así mantener los nutrientes y la textura de cuando estaba fresco», señaló Álvaro Aguilar, secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC), en un comunicado emitido recientemente.

Sobre la importancia del consumo de este tipo de productos, David Novo afirma: «La verdura es la estrella de nuestra alimentación. Tradicionalmente, con las pirámides alimentarias que se ven por ahí parece que la base fundamental de la alimentación debe ser el cereal y esto realmente no es así; entre otras cosas porque las verduras nos aportan una cantidad elevadísima de vitaminas y minerales. Esto es lo que nos va a permitir estar después perfectamente nutridos». 

A continuación, añade: «Por otra parte, nos aportan también mucha fibra que nos puede ayudar a regular nuestro tránsito intestinal, y no podemos olvidarnos de que gran parte de la composición de las verduras es agua, lo que va a potenciar un poco nuestro estado de hidratación y va a permitir también que al final el conjunto del producto tenga un aporte calórico muy bajo». 

Por ejemplo, las ya mencionadas espinacas son uno de los vegetales con más proteínas, además de que protegen los huesos por su riqueza en vitamina K y la presencia en su interior del ácido fólico. Además contienen manganeso, magnesio, hierro y vitamina B2. 

Es por ello que en cuanto al consumo de verduras tanto frescas como congeladas, el nutricionista señala que lo ideal es comer como mínimo dos raciones de este alimento al día junto con las frutas, lo que representará la base de la pirámide y la alimentación diaria, semanal y mensual que necesitamos.