Reportero de guerra de corazón, lleva diez años cubriendo conflictos en Irak, Líbano, Afganistán o Siria entre otros. Se convirtió en un «yonki de la guerra», pero un secuestro le cambió la vida. Escribir a su hermana Alejandra fue lo que le dio fuerza para no hundirse en los casi diez meses que duró la pesadilla
Carol Domínguez González-Besada