Con el 1-4, tras varias pañaoladas, los aficionados, muy indignados con los suyos y con la nefasta planificación deportiva de Florentino Pérez, abandonaron el estadio para no sufrir un suplicio mayor
Los azulgrana alcanzan su sexta final de Copa consecutiva tras sobrevivir en la primera parte y cobrar un elevado peaje a su rival en la segunda por la falta de eficacia de los blancos